Se ven más seguido ahora que cuando vivían en la casa familiar: para la sargento Rotem y el sargento Itai, la Fuerza Aérea de Israel (FAI) se convirtió en el mundo en el que comparten experiencias, temores y esperanzas
Lo más llamativo es que ambos llegaron a puestos similares por caminos diferentes. Rotem, por ejemplo, cuenta que, antes de comenzar su servicio militar, concurrió a una charla organizada por la FAI donde se explicaron varias posiciones posibles para los nuevos reclutas.
«Me alisté en un curso de electrónica, aunque no entendía muy bien la naturaleza del trabajo», confesó Rotem durante una entrevista con el website de la FAI.
La mayoría de sus compañeros de curso terminaron siendo designados para los planteles de técnicos electrónicos de los escuadrones de los aviones F-35I o Adir, el aparato más sofisticado de la FAI.
Pero a Rotem le tocó una posición no menos importante: después de otro curso intensivo, la sargento fue asignada como técnico de radar para el sistema Cúpula de Hierro (conocido también como Iron Dome o Kipat Barzel), es decir, que está a cargo de detectar la dirección y la distancia de los cohetes lanzados contra el territorio israelí.
«Nuestro papel es importante en la protección de Israel», dice Rotem
Itai también forma parte de una batería del sistema Cúpula de Hierro, pero -en su caso- es la culminación de una vida de interés por la ingeniería eléctrica, a la que dedicó varios años de estudio y cursos premilitares en la universidad.
«Antes de estudiar ingeniería sentía que estaba destinado a roles de combate, y aquí conocí un rol que une a los dos», una forma ideal de «participar en el mantenimiento de la seguridad de Israel», dijo Itai.
«Creo que nuestro papel es significativo e importante en la protección del estado de Israel y sus ciudadanos», afirmó por su parte Rotem, en referencia a su servicio en una de las baterías Kipat Barzel, un lugar adonde -asegura- se siente «como en familia».
«Cuando estás con esas personas durante mucho tiempo, te conviertes en una especie de familia que es difícil de encontrar en otro lugar», describió.
Un vínculo construido en uniforme, que se mantendrá en el futuro
En cuanto al renovado lazo con su hermano, Rotem admitió que, desde que se unió al Batallón 137 de las baterías Kipat Barzel, la relación «cambió por completo y mejoró».
«Siento que tengo a alguien con quien hablar», que puede «entender realmente por lo que estoy pasando a diario», dice la sargento.
Itai, por su lado, revela un costado simpático de la «nueva» relación con su hermana. «Siempre competimos por mostrar quién está en la mejor batería» de Cúpula de Hierro, relata, y a veces esa competencia sigue en el hogar, adonde «tratamos de poner a la familia de nuestro lado» en esa «rivalidad».
«Pasamos más tiempo juntos en el cuartel que en casa», resume Rotem, y «creo que el vínculo construido entre nosotros en uniforme se mantendrá también en el futuro».