El primer ministro de Israel, Naftali Bennet, aseguró este lunes que los fieles de todas las religiones «pueden celebrar las fiestas con seguridad» en Jerusalén, tras los episodios de violencia generados en la mezquita de Al-Aqsa
Las declaraciones de Bennett coincidieron con el lanzamiento de un cohete desde la Franja de Gaza contra el sur del país, que fue interceptado por una batería anti-misiles Cúpula de Hierro operada por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
Se trató del primer ataque de este tipo por parte de los grupos radicales islámicos de Gaza en los últimos cuatro meses, y cuando faltan pocas semanas para se cumpla un año del último gran enfrentamiento, ocurrido en mayo del 2021, cuando Hamas disparó miles de cohetes hacia Israel.
Voceros de Hamas, citados por la televisora israelí Kan, aseguraron que el grupo «no tiene interés en una escalada» y que «no es responsable del lanzamiento de cohetes» en la noche del lunes.
El conflicto del año pasado, que dejó doce civiles muertos y alrededor de 250 militantes y no combatientes fallecidos en el territorio palestino, se desató también cuando Hamas y la Jihad Islámica actuaron tras una serie de disturbios en la parte antigua de la capital de Israel.
Israel «seguirá manteniendo nuestra capital, Jerusalén, abierta a todos», prometió Bennett
Por ello, en su mensaje, Bennett advirtió que «durante la semana pasada, se ha llevado a cabo una campaña de incitación dirigida por el grupo fundamentalista «contra Israel».
«Esta es la verdad: Israel está haciendo todo lo posible para que todos los pueblos, como siempre, puedan celebrar las fiestas de forma segura: judíos, musulmanes y cristianos«, aseguró el primer ministro.
«Esperamos -continuó Bennett dirigiéndose a gobiernos y organizaciones extranjeras- que no se unan a las mentiras y ciertamente no alienten la violencia contra los judíos».
El estado de Israel -completó- «seguirá manteniendo nuestra capital, Jerusalén, abierta a todos».
La cadena noticiosa Arutz Sheva apuntó por su lado que el ataque de este lunes «se produce cuando continúan las tensiones sobre el Monte del Templo», la colina en Jerusalén que alberga sitios sagrados para judíos, musulmanes y cristianos.
El viernes, agregó la emisora, activistas musulmanes almacenaron piedras en la mezquita de Al Aqsa y las arrojaron «contra las fuerzas de seguridad y los fieles judíos» en la zona del Muro de los Lamentos, lo que provocó que militares y policías israelíes actuaran para «disolver los disturbios.