Mientras espera la entrega de la clase 6 de este «linaje» de embarcaciones, la Marina israelí mantiene la columna vertebral de su poderío naval alrededor de los Sa’ar 5, una de las corbetas más veloces y sofisticadas del mundo, y parte de una historia hecha de combates y hasta un «robo» en Francia
El primero de los Sa’ar 6, bautizado «Magen» (Escudo) en el 2019, pasó hace unos pocos meses con éxito su primera prueba de navegación y está listo para zapar hacia Israel apenas lo permitan las restricciones impuestas por la pandemia de coronavirus.
La nueva embarcación -junto a otras tres similares- está siendo puesta a punto en los astilleros alemanes ThyssenKrupp Marine Systems, en la localidad de Kiel, sobre el mar Báltico, en base a un diseño israelí.
A un costo de alrededor de 500 millones de dólares, las corbetas de la Clase 6 de los Sa’ar estarán equipadas con los misiles Barak 8 desarrollados en conjunto por Israel y la India, y acomodará también la versión marítima del sistema Kipat Barzel, la Cúpula de Hierro de intercepción aérea de cohetes.
Entretanto, los marinos israelíes apuestan por la fuerza de sus tres corbetas Sa’ar 5: las INS (Israel Navy Force) «Eilat», «Lahav» y «Hanit», construídas en Estados Unidos por el astillero militar Huntington Ingalls Industries.
También construido en base a un diseño israelí, el Sa’ar 5 se inspiró en su predecesor, el Sa’ar 4.5, una versión mejorada de la Clase 4, desarrollado por el astillero Israel Shipyards y en servicio también en las fuerzas navales de México y Grecia.
Con una velocidad máxima de 33 nudos, el Sa’ar 5 es actualmente la séptima corbeta más rápida del mundo, adecuadamente preparada para sus misiones de patrullaje y ataque rápido con misiles, incluyendo Barak y Harpoon.
Pero, antes de llegar a la actual etapa de alto poderío de fuego y sofisticación, los Sa’ar tuvieron una historia que arrancó a mediados de los años ’60, cuando la Marina israelí comenzó a cimentar su fuerza.
Como los dirigentes israelíes estaban convencidos de la imperiosa necesidad de contar con armamento de última generación, la Marina decomisionó las obsoletas embarcaciones «Yafo» (un destructor) y «Haifa» (una fragata).
Ya estaba decidido que los nuevos tiempos militares exigían embarcaciones veloces y con alto poder de fuego, y por ello se encargaron las Sa’ar 1 a los astilleros franceses Constructions Mechanical Normandy (CMN) de Cherburgo.
Cuando llegaron al puerto de Haifa, las doce embarcaciones, de cuatro motores diesel, estaban listos para operaciones de transporte pero no contaban con armamento.
Una vez que a los seis primeros se les instalaron baterías de misiles Gabriel, pasaron a considerarse Sa’ar 2.
Los otros seis también recibieron lanzamisiles y equipamiento electrónico, pero como el diseño era levemente distinto, pasaron a llamarse Sa’ar 3.
Sin embargo, el trayecto desde Cherburgo a Haifa no fue tan sencillo como podría imaginarse.
Es que, después de la Guerra de los Seis Días, el gobierno francés decidió imponer un embargo de armas a los países de la región, incluyendo Israel, en una medida que debía afectar la entrega de los Sa’ar.
Si bien no podían partir hacia Israel, la construcción en los astilleros CMN siguió adelante. Por esa razón, y gracias a la lentitud de la burocracia francesa, tres botes pudieron zarpar hacia Haifa pocas semanas después del final de la guerra de 1967.
Otros tres «escaparon» de Cherburgo en enero de 1969 durante lo que debería ser una «prueba» de navegación a cargo de marinos israelíes. Pero cinco Sa’ar quedaban todavía en el astillero, y el gobierno francés no tenía intenciones de entregarlos.
En una complicada operación que combinó espionaje de alto vuelo con algunos toques de suerte, y que desde entonces se conoce como Proyecto de Cherburgo, los israelíes armaron la empresa de transporte ficticia Starboat, con base en Panamá, para «comprar» a CMN los botes que no podía recibir por el embargo.
Lo que no sabían las autoridades francesas era que Starboat era en realidad una fachada del Mossad, el servicio secreto exterior israelí. La empresa «panameña» obtuvo el permiso de París para la «compra» y el 24 de diciembre salieron de Cherburgo, supuestamente hacia Oslo.
El 31 de diciembre de 1969, escoltados por cazas israelíes y en medio del júbilo de cientos de personas que fueron a recibirlos, llegaron a Haifa los cinco Sa’ar, los «antepasados» del modernísimo Sa’ar 6.