«Desde que recuerdo, siempre estamos juntas«, dice Sapir, y su hermana melliza Noy asiente
Entrevistadas por el website de la FAI, Sapir agrega: «somos buenas amigas, nuestra relación ya era muy fuerte antes de alistarnos» para el servicio militar, que en Israel corresponde tanto a varones como a mujeres.
De hecho, añadió Noy, las mellizas fueron a la misma escuela secundaria, compartieron varias materias y hasta llegaron a sentarse juntas en alguna que otra clase.
Después de la escuela, cuando llegó el momento del reclutamiento, Sapir y Noy se presentaron con la misma ambición, la de entrar a alguna unidad de combate.
Ambas estaban impresionadas con las unidades de defensa aérea, donde «además de ser combatiente, hay que usar mucho la cabeza», afirman.

Al ser aceptadas en una de esas posiciones, «nos alegramos y nos sorprendimos», confiesan a duo.
«Desde que recuerdo, siempre estamos juntas», destacó una de las hermanas
El destino de ambas fue el batallón 137, el encargado de operar las baterías Kipat Barzel, o Cúpula de Hierro, también conocidas por su nombre en inglés, Iron Dome, desplegadas desde hace alrededor de tres años para contrarrestar los cohetes que se lanzan desde Gaza contra Israel.
Allí Sapir y Noy compartieron el duro proceso de entrenamiento básico, lo que -más allá de las exigencias físicas de la instrucción- tenía una ventaja para sus padres, que no tenían que desdoblarse para visitarlas en lugares distintos.
«Vivimos en el norte y les ahorramos a nuestros padres dos viajes separados para visitar a sus hijas, y así fue que los sábados pudimos disfrutar reuniones familiares completas», recuerda Sapir en la entrevista.

Finalmente, cuando llegó el momento de la asignación de posiciones, las dos hermanas llegaron a estar desplegadas en la misma batería Kipat Barzel, una situación inédita en el batallón 137.
Más adelante, Sapir y Noy se convirtieron en sargentos y tomaron cursos distintos, la primera para interceptor y la segunda para comandante. Así fue que llegó un momento en que Noy estuvo a cargo de una batería y sus oficiales prefirieron evitar que su hermana quedara bajo sus órdenes.
«Ahora cada una puede desarrollarse en su propio lugar, yo como interceptora y Noy como comandante», dice Sapir. «Apreciamos el hecho de que al menos al principio, cuando éramos soldados novatas, servimos juntos», afirmó la interceptora.
Además, «todavía nos quedan unos meses más de servicio y creemos que habrá más situaciones en las que nos encontremos», completaron a coro.