La Guerra de Iom Kipur es llamada precisamente así porque estalló en ese día sagrado de 1973 (5734 en el calendario hebreo), pero el conflicto se extendió lo suficiente para obligar a los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) a pasar también el Sucot de ese año en el frente de batalla
Frente a ello, el entonces jefe del Rabinato Militar, el brigadier general Mordejai Piron, estableció que los soldados quedaban exceptuados de cumplir con la mitzvá de sentarse en una sucá, uno de los elementos centrales de esta festividad.
En efecto, los judíos en todo el mundo construyen sucot, o pequeñas cabañas «temporarias», para recordar la precariedad de la vida en el desierto de los antepasados que escaparon de la esclavitud en Egipto.
Preparar sucot era obviamente muy difícil en medio de una guerra. Y, en especial, en la de Iom Kipur, que arrancó con grandes avances de la coalición de países árabes liderada por Siria y Egipto.
El Sucot de 1973 cayó entre el 10 y el 17 de octubre, en medio de la guerra
Los soldados israelíes estaban combatiendo heroicamente y con fuertes bajas tanto en el Sinai contra las tropas del vecino del sur como en la zona de las Alturas del Golán, frente a las fuerzas de Damasco.
El rabino Piron declaró en ese contexto que «los soldados de las FDI están exentos del mandamiento de la sucá».
«Su deber en este momento es derrotar y destruir completamente al enemigo», instruyó el rabino a los soldados que combatían para defender el país. «Quien no pueda cumplir la mitzvá de sentarse en la sucá está exento de ella», precisó.
La guerra que había explotado el 6 de octubre se extendió finalmente hasta el 24 de ese mes, incluyendo los siete días de Sucot, que en 1973 cayó entre el 10 y el 17 de octubre. Tiempo suficiente para que muchos soldados encontraran «soluciones» a este problema.
Las sucot, hechas con ramas y caños, brindaba a los soldados «algo de alegría y sensación de hogar»
Una serie de fotografías recientemente divulgadas por la Biblioteca Nacional de Israel (BNI) muestra exactamente eso, cómo se organizaron los militares para, de alguna manera y entre los combates, disfrutar Sucot.
Las fotos muestran varias sucot «sobre ruedas», unas «cabañas» muy básicas hechas de un manojo de ramas sobre finos tubos de metal, todo montado sobre jeeps y otros tipos de vehículos militares.
«No está claro si todas estas creativas sucot cumplían con los requisitos de la ley judía, pero es muy posible que a los soldados en el frente les brindaran algo de alegría y una sensación de hogar durante los días difíciles», escribió el investigador Nati Gabbay en el website de la BNI.
A pesar de la declaración inequívoca del Rabinato Militar, añadió Gabbay, «hubo soldados que intentaron cumplir la mitzvá de sentarse en la sucá, incluso en el frente de combate».
Un soldado le contaba a un reportero del diario Maariv: «los chicos de la división blindada montaron la sucá»
«Lo que probablemente impulsaba a los soldados cansados de la batalla -resumió el historiador- era su deseo de un poco de ambiente festivo, un breve respiro» en medio del durísimo conflicto, que dejó más de 2.500 muertos entre las tropas israelíes y una gran marca histórica en la conciencia nacional.
Gabbay recordó que el Sucot de 1973 «comenzó bajo la sombra de batallas desesperadas en ambos frentes (el Sinai y el Golán), con una preocupación real por la supervivencia del estado judío«.
Pero al final de la festividad, continuó, «había llegado el punto de inflexión y las fuerzas de las FDI pasaban ya de la defensiva a la ofensiva» y en camino a una nueva victoria militar.
De hecho, tropas de las FDI se encontraban ya a esa altura varios kilómetros en territorio sirio, acercándose a Damasco. Y, desde esa zona, un periodista del diario israelí Maariv combinaba en su reporte novedades militares y religión.
El artículo, del 17 de octubre de 1973, citaba a un soldado del Cuerpo de Ingeniería de Combate que le contaba al reportero: «los chicos de la división blindada montaron la sucá».
«Sí, lograron cumplir la mitzvá de sentarse en la sucá, antes de que fueran llamados a destruir el último puesto enemigo en el cruce de Hushniya», contaba, orgulloso, el soldado de la división blindada.