Un reporte de la Universidad Ben-Gurion del Negev (BGU), difundido en coincidencia con un nuevo aniversario del desastre de Chernobyl, mostró que, treinta y cinco años después del terrible accidente en la central nuclear de la Ucrania soviética, los sobrevivientes que inmigraron a Israel siguen sufriendo problemas de salud
Se estima que alrededor de 200.000 inmigrantes llegaron a Israel desde la región aledaña a la central nuclear de Chernobyl a partir de 1989 -cuando la Unión Soviética ya se estaba disolviendo y permitió la salida masiva de judíos- y durante la década siguiente.
Entre ellos, si bien las estadísticas no están muy claras, se cree arribaron a Israel unos 1.500 «liquidadores», como se llamó a los cientos de miles de civiles y miliares a los que se les encargó «limpiar» las consecuencias del desastre que estalló el 26 de abril de 1986 y que costó la vida de entre 4.000 y 16.000 personas, según los distintos modelos de evaluación del impacto.
Según la periodista y ex legisladora Ksenia Svetlova, ella misma de origen soviético, los «liquidadores» que emigraron a Israel en los ’90 fueron alrededor de 5.000, y la cifra se fue reduciendo con el paso de los años, hasta llegar a los actuales 1.500, considerados aquellos cuya salud está más en riesgo.
Svetlova defendió durante sus años en la Knesset (2015/2019) los derechos de aquellos «liquidadores». La periodista aseguró que, a pesar de esos esfuerzos, esos sobrevivientes no están recibiendo la atención que necesitan a causa de su gran exposición a la radiación.
La Universidad Ben-Gurion arrancó su investigación ya en 1990
El estudio de la BGU, por su parte, comenzó en 1990, cuando arrancó la segunda masiva oleada de inmigrantes de la Unión Soviética. Desde entonces, un grupo de investigadores «rastreó las hospitalizaciones de estos inmigrantes desde 1992 hasta el 2017 y ha comparado las tasas con otros grupos de la sociedad israelí», señaló la universidad.
Los científicos, continuó el informe, «descubrieron que la tasa de hospitalización por diagnósticos que a menudo se asocian con la exposición a la radiación, era más frecuente entre los inmigrantes expuestos a Chernobyl en comparación con otros inmigrantes de la ex Unión Soviética, inmigrantes de otros países y los israelíes nativos«.
En particular, el estudio detectó que, treinta años después del accidente, las mujeres que llegaron desde áreas de baja exposición alrededor del lugar del desastre y las mayores de 20 años en el momento de la explosión «tenían tasas más altas de hospitalizaciones por problemas circulatorios, neoplasias, problemas endocrinos y problemas oculares».
«No tiene precedentes encontrar efectos de exposición tan lejanos en el tiempo del accidente», destacó la profesora Julie Cwikel, la investigadora principal del estudio y directora del Centro de Estudios y Promoción de la Salud de la Mujer de la BGU.
Los datos del informe mostraron que los problemas circulatorios fueron un 150 por ciento más altos y las neoplasias un 165 por ciento más altas para las mujeres de áreas de alta exposición y un 177 por ciento más altas para las de áreas de baja exposición, en comparación con israelíes nativas.
Por otro lado, los problemas endocrinos resultaron un 133 por ciento más altos y los oculares un 130 por ciento más altos, respecto del mismo grupo de comparación.
Los sobrevivientes no presentan, en cambio, mayores tasas de problemas mentales
«Sin embargo, no se encontró que los problemas de salud respiratoria y mental fueran más altos que los grupos de comparación, décadas después», indicó el reporte de la universidad israelí.
La profesora Cwikel ya había publicado un informe sobre la salud de los inmigrantes de la región cercana a Chernobyl en junio del 2020 en la revista especializada Journal of Clinical Medicine.
Allí señalaron que las mujeres expuestas al desastre atómico tenían menos hijos, tasas más altas de tratamientos de fertilidad y tenían más probabilidades de padecer anemia después de dar a luz.
«A la luz de nuestros hallazgos, los proveedores de atención médica deben incluir preguntas sobre la exposición a la explosión de Chernobyl al tomar sus historias clínicas y los expuestos deben estar atentos a los chequeos médicos regulares», concluyó la profesora Cwikel.