Dor Frir nació hace veinte años, afectado por parálisis cerebral parcial. Luchó largo tiempo contra la enfermedad y hoy es artillero a bordo de un tanque Merkava de las Fuerzas Armadas de Israel (FDI)
Si bien podía aspirar a realizar su servicio militar obligatorio en divisiones del ejército que demandan menos actividad física, como los servicios técnicos o de Inteligencia, cuando el joven israelí se enlistó, a mediados del 2018, ya sabía lo que quería.
En la primera entrevista, los reclutadores también lo entendieron, y Dor fue enviado a entrenamiento básico en el Cuerpo Blindado del ejército.
«Estaba claro que iba a ser difícil, estresante, emocionante», le contó Dor al diario Israel HaYom, que le dedicó un largo reportaje. «De repente tenía un arma y era miembro de la legendaria 7a Brigada Blindada: todo lo que quería, soñaba y esperaba que sucediera, estaba sucediendo», rememoró.
Pero el camino no fue fácil. Al poco tiempo de nacer, los médicos le diagnosticaron parálisis cerebral parcial, y durante su infancia tuvo problemas para mantenerse erguido o correr.
Gracias a su fuerte carácter y su empeño, Dor logró mejorar física y emocionalmente, se caía y se levantaba. Sin embargo, a los nueve años los médicos afirmaron que eso era lo máximo a lo que podía aspirar.
Por suerte, a los doce años conoció a un profesor de karate que lo tomó bajo su ala, Yisrael Siyali, quien desarrolló un plan especial de ejercicios que, con el tiempo, le permitió al ahora soldado mejorar su postura y correr.
Cuando llegó el momento de entrar a las FDI, no hubo dudas: Dor quería una posición como soldado de combate.
«El entrenamiento básico duró cuatro meses y en la primera caminata, que fue de cinco kilómetros, me sentí bien», narró en la entrevista con el diario. «Pero cuanto más tiempo pasaba, más difícil era, sobre todo físicamente, porque mis piernas no estaban acostumbradas al esfuerzo continuo», admitió.
«Siempre me frustraba, y era vergonzoso, pero siempre me levantaba y seguía -confesó-. Por suerte para mí, los soldados que estaban conmigo me trataron genial«.
Tras el duro entrenamiento básico, Dor pasó a una división de tanques Merkava estacionada en el norte del país, y adonde las exigencias físicas son distintas.
Una vez en su nuevo destino, «todo fue más fácil, porque nos ocupamos más de los tanques y menos de correr y marchar», destacó.
Ahora Dor es artillero a bordo de uno los tanques, y los oficiales del Comando del Norte lo nombraron «soldado destacado» de la región, una distinción que coronó aquellos esfuerzos de la infancia para correr sin caerse.