En el corazón de la vida diaria del escuadrón 123 de la Fuerza Aérea de Israel (FAI), que opera en el país los míticos helicópteros Black Hawk, se encuentra la Sala de Operaciones, a la que los soldados llaman «El Cubo», y adonde empiezan las jornadas a las 9:30 de la mañana en punto
La rutina del escuadrón fue presentada en público por dos reporteras militares, Aya Ingel y Shira Pansky, quienes prepararon un largo artículo para el website de la FAI.
La historia comienza en el mismo lugar adonde arranca formalmente el día para los miembros del escuadrón, el famoso «Cubo», en el que se realiza por la mañana el cambio de operadores de uno a otro turno.
Cada turno de 24 horas refleja la actividad diaria del escuadrón: las sesiones informativas de vuelo se llevan a cabo antes de cada salida, cada lanzamiento a un evento en desarrollo pasa por los suboficiales de operaciones y cada problema se resuelve en el «cubo».
La «naturaleza intensa e incansable» de las operaciones en la base de los Black Hawk
Allí, el «trabajo interminable» muestra «a la perfección la naturaleza intensa e incansable de un día en un escuadrón de helicópteros de transporte», afirman.
Siempre hay al menos dos encargados presentes en el «Cubo», uno responsable del equipo y el manejo operativo y el otro del flujo funcional general», describe el cabo Yuval, cuyo apellido no se da a conocer por razones de seguridad.
Yuval, uno de los suboficiales de operaciones, explica que, juntos a sus colegas, «somos responsables del equipamiento esencial de la tripulación».
«Trabajamos con los helicópteros en el aire y al aterrizar, manejamos varios desperfectos y preparamos los vuelos del día siguiente«, añade el cabo, según el cual se trata de una labor «exigente» y «sumamente importante».
Alrededor del mediodía, el escuadrón «comienza a llenarse lentamente con muchos miembros de la tripulación que llegan para realizar los vuelos del día», prosigue el relato sobre la rutina en la base aérea Palmajim, en el centro de Israel.
En este caso, destacan, hubo caras y uniformes distintos en la base, ya que la agenda había convocado a ejercicios conjuntos con pilotos, técnicos y helicópteros de los escuadrones 124, que también opera Black Hawk, y el 190, con su dotación de Apache.
«A las 15:45 -siguen Ingel y Pansky-, todas las tripulaciones se reunieron para la sesión informativa, encabezada por el teniente S., el planificador y líder del ejercicio, quien fue agudo y concentrado en su presentación de los detalles de vuelo y las misiones».
Durante la jornada que cubrieron las reporteras, el primer vuelo despegó a las 17:30 y el último aterrizó alrededor de la medianoche. Y, entre despegues, el teniente S. explicó la importancia del entrenamiento.
Organizar un ejercicio conjunto con otro escuadrón puede ser un verdadero desafío
Los ejercicios, indicó el oficial, tienen varios objetivos principales, empezando por «fortalecer la estrecha cooperación entre las divisiones de helicópteros de transporte y de ataque».
Ambas divisiones «están ubicadas lejos la una de la otra», por lo que organizar un entrenamiento compartido de alta calidad puede ser un verdadero «desafío», añadió.
«También buscamos mejorar nuestras capacidades de vuelo conjunto y nuestra preparación para una amplia variedad de escenarios operativos, con la extracción de pilotos caídos como nuestro enfoque principal», reveló el teniente del escuadrón 123.
En este tipo de ejercicios, como este que presupone un aparato caído en un escenario de combate en el norte del país, la mayoría de las maniobras que realizan los helicópteros tienen lugar de noche, lo que hace que todo sea aún más complejo.
«La formación conjunta crea muchos desafíos e incluye una estrecha cooperación entre dos divisiones que se diferencian entre sí en muchos aspectos», resumieron los encargados.