Una reportera de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) obtuvo permiso para compartir un día en la vida de un escuadrón de combate aéreo y describió el «detrás de escena» de un mundo singular y poco conocido
Al ingresar a la sede del Escuadrón 109 en Ramat David, cerca de Haifa, en el norte de Israel, «es fácil confundirla con cualquier otra base militar: pasto recién cortado, viviendas organizadas y soldados haciendo su trabajo», relata la reportera, Yasmin Dror.
Pero basta dar unos pocos pasos más para darse cuenta de que se trata de algo distinto, cuando aparece en el escenario un poderoso Barak, la «versión local» del F-16 Fighting Falcon, uno de los principales aparatos de la Fuerza Aérea de Israel (FAI).
Una vez aclimatada a la realidad de esa base tan especial, la reportera comenzó el recorrido de la jornada de los tripulantes junto al capitán «O», un oficial encargado de los sistemas de armamentos o WSO, como se los conoce por la sigla en inglés de Weapons System Operator.
Si alguien llega tarde a l briefing de pilotos de la base, «no puede volar»
La primera parada del recorrido fue el briefing matinal, y luego fue el turno de una «reunión de integración», durante la cual los encargados del escuadrón le dieron la bienvenida a una camada de nuevos tripulantes, llegados de un largo proceso de entrenamiento de cuatro años.
En la base no es tan fácil distinguir los roles de los militares, más allá de sus insignias, ya que todos tienen responsabilidades compartidas.
«Aunque somos pilotos y WSO, no solamente volamos: cada miembro de la tripulación de servicio activo tiene un conjunto diferente de responsabilidades» en la base, precisa el capitán «O».
El contenido de las reuniones, relata la reportera, «cambia todo el tiempo y depende de los temas que el comandante adjunto del escuadrón considere necesarios y relevantes».
Durante una de las reuniones, contó, «fui testigo de cómo entran en gran detalle para asegurarse de que no se pierdan nada, y entendí que aquí, nada se da por sentado, y todos tienen la oportunidad de expresar sus pensamientos y opiniones».
Uno de los momentos más importantes del día llega apenas arranca la tarde, a las 13.30, la hora para la cual está convocada la sesión informativa de vuelo, durante la cual «lentamente comencé a darme cuenta de que la posibilidad de que yo comprenda más que unas pocas palabras es escasa, debido a la terminología que usan los expertos miembros de la tripulación», confesó la reportera.
Según explicó el capitán «O», si alguien llega tarde a este briefing, «no puede volar». Es que «las horas de vuelo son tan valiosas que no podemos perder el tiempo», añadió.
«Solo me quedaba imaginarme lo que son capaces de hacer más allá de nuestra vista»
El objetivo de la sesión informativa de vuelo es que «cada miembro de la tripulación aérea sepa exactamente lo que debe hacer durante la misión», señala Dror.
«Además, debido a los peligros de volar, miramos un video de seguridad y abordamos las precauciones de seguridad, un tema sobre el que se pone mucho énfasis«, subrayó.
Después de la sesión conjunta, las tripulaciones de cada formación realizan una sesión informativa adicional. «Luego -revela la periodista-, se preparan para el vuelo».
Una vez que están preparados y con sus equipos listos, los pilotos y los operadores de sistemas de armas se dirigen al hangar subterráneo, adonde los técnicos ya comenzaron a poner a punto las máquinas.
En pocos minutos, los miembros de la tripulación están a bordo del Barak y sin tiempo para recuperar el aliento ya desaparecieron en el aire «y solo me quedaba imaginarme lo que son capaces de hacer más allá de nuestra vista», compartió la reportera.
Al caer el sol, los aviones y sus tripulantes estaban de regreso en la base.
Pero la jornada todavía no había terminado: quedaban por delante las reuniones nocturnas de evaluación.
Mañana sería otro día en la base de un escuadrón de combate de la Fuerza Aérea de Israel.