Los tanques con tripulación exclusivamente femenina de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) ya están desplegados en la frontera con Egipto, adonde defienden al país de los grupos radicales islámicos y de las organizaciones de contrabandistas
Son dos Merkava IV -considerados entre los mejores tanques del mundo- operados bajo el mando del batallón Caracal, un cuerpo de infantería de combate que recluta tanto soldados varones como mujeres.
Frente a los cañones y la mirada de las jóvenes militares, y al otro lado de la frontera, se encuentra el desierto del Sinai, donde operan desde hace tiempo militantes de ISIS. Sin embargo, el mayor reto son las redes de contrabandistas que buscan ingresar drogas al país.
La presencia de los tanques, además de otras unidades del ejército, «disuade a los contrabandistas, pero esta es una frontera donde nos disparan», relató una de las soldados, la sargento Sergeant Dor Elzayad, en un extenso reportaje del Jerusalem Post sobre las tanquistas.
Todas las entrevistadas por el diario israelí tienen un punto en común, además de ser parte de los primeros tanques «femeninos»: ellas querían servir en puestos de combate.
Los tanques «necesitan mucho amor y cuidado, hace falta mucha energía para ser tanquistas»
«La gente todavía está en shock, pero completamos el entrenamiento básico y todas hicimos los mismos ejercicios que los varones«, siguió la sargento. Sus compañeros, añadió, «han trabajado con nosotros, nos han visto hacer todo lo que ellos hacen».
El entrenamiento de estas tanquistas concluyó en julio de este año, y al mismo tiempo se anunció su despliegue en la frontera con Egipto, un país con el que Israel firmó la paz en 1979.
Sin embargo, se trata todavía de una frontera «caliente», precisamente a causa de las organizaciones criminales y de los grupos islámicos.
«En el nivel del día a día, ISIS es una amenaza menor -contó la teniente Danielle Shalom-. Son los traficantes los que más nos preocupan: nos disparan y es una cuestión de vida o muerte«, resaltó.
De todas maneras, más allá de esas amenazas reales, «lo más difícil de estar en el cuerpo blindado es cuidar el tanque», confesó la cabo Noam Hen. «Necesitan mucho amor y cuidado, hace falta mucha energía, las 24 horas del día, para ser tanquistas», completó con orgullo.