Se trata de las colombianas Sandra Sepúlveda, Verónica Arcila y Darnelly Quintero, y las panameñas Amarelis de Mera y María Guevara, algunas de ellas incluso habituales integrantes de los seleccionados de su país
Darnelly, por ejemplo, era hasta hace poco una de las estrellas del equipo femenino del Deportivo Cali, de esa bella ciudad colombiana al sudoeste de Bogotá, y acaba de pasar al Hapoel Marmorek, de Rehovot, unos veinte kilómetros al sur de Tel Aviv.
«Llegué a Israel el 21 de octubre a las 19 horas», le cuenta Darnelly a IsraelEconomico, recordando con exactitud el momento en que aterrizó en el aeropuerto Ben-Gurion.
Todo comenzó con un intercambio de videos con el equipo técnico del Hapoel Marmorek, algunos contactos entre directivos, y la joven futbolista pasó al equipo israelí para seguir su carrera a nivel internacional.
«Para nadie es un secreto que el sueño de toda futbolista es ir a jugar al exterior -confesó la colombiana-, y pues se me presentó esta oportunidad muy bien planteada y la acepté».
– ¿Cómo fueron tus comienzos en el fútbol?
– Me inicié a los seis años, jugando con mis amiguitos del barrio. Después fui creciendo y mi familia vio que el don que Dios me había regalado crecía conmigo. Ya más grandecita, mi abuelo me inscribió en una escuela de la zona y empecé a tener mayor conocimiento de la técnica del balompié.
De adolescente, durante sus primeras pruebas en una cancha grande, comenzó a soñar «en grande»
La nueva jugadora del conjunto de Rehovot cuenta que, más adelante, ya adolescente, se enteró de que la escuela Carlos Sarmiento Lora, siempre en Cali, estaba buscando jóvenes futbolistas para lanzar su programa femenino.
«Recuerdo que las pruebas fueron en una cancha ya profesional, muy distinta a la que yo usaba para entrenar en el barrio, y ese fue el momento en que empecé a soñar con algo grande» en este deporte, rememora.
Quintero asegura que fue «una sorpresa», pero el hecho es que resultó elegida entre las decenas de jóvenes que fueron a probarse. Quedó en la escuela deportiva, luego formó parte de selecciones regionales y más adelante nacionales.
Cuando arranca la Liga Profesional Femenina de Fútbol de Colombia, en el 2017, Darnelly pasó a jugar en distintos equipos hasta que llegó al Deportivo Cali, la antesala de su experiencia israelí.
– ¿Tu llegada al país resultó como esperabas?
– A una le hablan de Israel y piensa en la Tierra Santa, en una cultura diferente, comidas distintas. Confieso que traía sí una expectativa y, la verdad, al llegar este país resultó ser más de lo que yo imaginaba: tiene una historia muy bonita por conocer, la gente es demasiado amable y se vive un ambiente muy familiar.
– ¿Qué es lo que lo que más te ha gustado hasta ahora de Israel, los israelíes y tu nuevo club? ¿Y qué cosas cambiarías?
– Me gusta mucho la infraestructura, el orden, los valores familiares. De mi nuevo club me gusta todo, en especial el trato que nos han dado tanto la parte técnica como las compañeras, la hinchada. ¿Y qué cambiaría? De pronto el no estar cerca de mi familia, ¿verdad? Porque qué más bonito que tener a la familia cerca.
– Finalmente, ¿cuáles son tus expectativas en esta nueva etapa?
– Hacer un buen papel en el club y en la Liga israelí. En particular porque el fútbol femenino del país tiene cómo llegar lejos. Por lo poco que he visto hasta ahora, puedo decir que la organización de los clubes y el apoyo tan grande que le dan a los equipos femeninos es de admirar.