No podían faltar en París 2024 los campeones de una curiosa disciplina (poco deportiva): la estupidez olímpica, practicada por los que se niegan a enfrentar o saludar a rivales israelíes.
Un judoka argelino, Messaoud Dris, encontró una ocurrente forma de evitar cruzarse con un competidor llegado desde Israel, ya que -oficialmente- quedó fuera de carrera por no haberse pesado el día anterior a su combate con Tohar Butbul.
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La pelea entre el argelino y el israelí estaba programada para ser la primera en la división masculina de 73 kilogramos este lunes, al día siguiente del pesaje.
«Pero dadas sus implicaciones políticas, muchos sospecharon que no sucedería desde el momento en que Dris y Butbul fueron emparejados en el sorteo aleatorio» antes del comienzo de los juegos, comentó la agencia Associated Press.
En todo caso, Dris representa una evolución en el terreno del deporte de la estupidez olímpica, si se tiene en cuenta que un compatriota que participó de los juegos disputados en Tokio en el 2021, Fethi Nourine, arruinó su futuro en una situación similar.
Una lección de Tokio 2021
Nourine no buscó artimañas como la del pesaje y directamente se negó a presentarse a una pelea en la primera ronda del torneo olímpico simplemente para evitar enfrentarse en una eventual segunda tanda con un rival israelí… Tohar Butbul.
El argelino declaró a los cuatro vientos que su negativa a entrar al tatami tenía que ver con su apoyo a la causa de los palestinos. Una razón que no conmovió a la Federación Internacional de Judo, que lo suspendió por diez años de las competiciones, poniendo prácticamente fin a su carrera.
Pocos días después, otro participante de los Juegos Olímpicos en la capital japonesa, el sudanés Mohamed Abdalrasool, siguió los pasos de Nourine y esquivó la pelea con Butbul, quien ya debería haber ganado una medalla por despachar atletas anti-israelíes.
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Volviendo a París 2024, otro episodio que involucró a un judoka al que no le simpatizan los deportistas llegados desde el estado judío ocupó espacio en los portales de noticias internacionales.
Se trató de Nurali Emomali, de Tajikistán, quien se negó a estrechar la mano de su rival israelí, Baruch Shmailov, después de vencerlo en la categoría de menos de 66 kilogramos.
Shmailov ya venía de tener que soportar una escena similar cuando venció, en la ronda previa, al marroquí, Abderrahmane Boushita, quien tampoco lo saludó al terminar el match.
En el caso de Emomali, el siguiente episodio tuvo un desenlace sugestivo, algo que los comentaristas en las redes sociales señalaron como instant karma o karma inmediato.
Bad sport Nurali Emomali from Tajikistan refused to shake hands with Israeli judo competitor Baruch Shmailov and shouted “Allah Akbar”. Nurali ended up with a dislocated shoulder crying on the mat. Olympic levels of karma. #Olympics pic.twitter.com/rLrzXAkW8C
— Michael Dickson (@michaeldickson) July 28, 2024
Es que, después de vencer al israelí, Emomali enfrentó al japonés Hifumi Abe, quien no solamente lo derrotó sino que lo dejó llorando en el suelo a causa de una lesión en el brazo.
Precedente iraquí
Las rabietas de Emomali, Boushita y Dris tuvieron un antecedente en estas olimpíadas de París, cuando la delegación iraquí presentó una queja porque su equipo de fútbol tuvo que jugar en estadios donde flameaba la bandera israelí.
No solamente eso: a causa del orden alfabético de los países que llegaron para disputar el torneo olímpico de balompié, las banderas de Israel y de Irak aparecen una al lado de la otra.
Los iraquíes presentaron la queja antes de su primer partido, frente a Ucrania, y una vez más para el segundo, cuando cayeron derrotados ante Argentina.
En ambos casos, la respuesta del Comité Olímpico fue la misma: «las banderas de todos los países participantes en los partidos masculinos y femeninos deben exhibirse en orden alfabético«, sean de Israel, Irak, Argentina o Ucrania.