Según las previsiones, se trata del atleta israelí con más chances de alzarse con una medalla de oro en Tokio 2020. ¿Quién es Artem Dolgopyat, el gimnasta que arrancó deslumbrando en los Juegos Olímpicos de la capital japonesa?
Artem comenzó su participación en los juegos este sábado con una performance «deslumbrante» en los ejercicios de suelo de las disciplinas de gimnasia, según describieron los reporteros olímpicos de la cadena NBC.
Dolgopyat, añadieron desde la emisora estadounidense, «mostró sus pulidas habilidades» en el evento de clasificación de piso masculino.
Ahora, se espera que el israelí dispute las finales de este tipo de ejercicios, en programa para el primero de agosto.
Nacido el 16 de junio de 1997 en la ciudad ucraniana de Dnipro, Artem, de 24 años, emigró a Israel cuando tenía doce, junto a su familia. Siguiendo los pasos de su padre, un ex gimnasta, Dolgopyat se enroló rápidamente en el equipo de Maccabi Tel Aviv.
Como la gran mayoría de los jóvenes del país, Artem entró a las filas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), pero ya en el 2014 competía a alto nivel internacional: quedó quinto en salto de caballete y séptimo en ejercicios de suelo en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Nankín, en China.
Artem «aprendió hebreo en el gimnasio», adonde desde hace años se viene concentrando en su formación
Pero las cosas no habían sido fáciles para el atleta, quien aterrizó en Israel sin hablar hebreo «y le resultó difícil hacer amigos», según el perfil preparado por el sitio especializado The Gymternet.
Sus padres lo enviaron a una escuela primaria con muchos alumnos de habla rusa, en Tel Aviv, y después continuó sus estudios en un secundario en las afueras de Rishon LeZion.
«Todo era en hebreo y terminó abandonando la escuela debido a la frustración, concentrándose en cambio en su formación» atlética, añade el reporte sobre Artem.
Finalmente, Dolgopyat «aprendió hebreo en el gimnasio -relata el website-, pero lo que es más importante, también aprendió a ser un ‘asesino'» (en sentido figurado) en los ejercicios de suelo.
Hace algunos años, en el 2018, cuando los juegos de Tokio eran todavía un sueño, Artem declaraba a la prensa israelí: «trato de no pensar en todas las expectativas que se depositan sobre mi, porque me pone nervioso».
En el día de su debut en estas olimpíadas japonesas, el gimnasta hizo justamente eso, cumplir con las expectativas.