Había llegado a Tokio como la principal esperanza olímpica de Israel. Y este sábado cumplió con las expectativas y más: Linoy Ashram se quedó con la medalla de oro en la final de gimnasia rítmica de los juegos olímpicos en Japón y se convirtió en la nueva princesa del deporte israelí
«Única en su generación, una estrella, una súper atleta», la describió el periódico deportivo israelí One, que la señaló además como «una gimnasta poco profesional».
Se trata de una descripción a la que también apelaron los comentaristas de las transmisiones de estos juegos olímpicos, que destacaron que, si bien la elegancia total no es el fuerte de la israelí, Linoy es capaz de combinar una alta dificultad en sus ejercicios con armonía y belleza de movimientos.
Linoy, de 22 años, contrasta también con la figura de la gimnasta tradicional, o convencional. Algo que se pudo ver claramente en Tokio, donde Ashram, que a simple vista parece «una chica normal», se diferenció de las altas atletas rusas de cuellos largos, o las imponentes rivales italianas.
Llegó a Tokio como una de las principales esperanzas olímpicas de Israel. Y cumplió con creces
De cualquier manera, la israelí se impuso con potencia, alcanzando el primer lugar -en solitario o compartido- en las cuatro rondas de clasificación -clavas, aro, cinta y pelota-, marcando un impactante puntaje de 107.800.
Además de terminar siendo la campeona, Linoy se dio el gusto de desalojar del lugar más alto del podio a la rusa Dina Averina, quien -junto a su hermana gemela Arina- venía dominando la categoría en los últimos años.
Durante la competencia, en especial después de cada performance, junto a Ashram se pudo ver a su entrenadora, Ayelet Zussman, conteniéndola como una madre.
Y, cuando llegó el momento de esperar los resultados finales, Linoy se abrazó a la otra israelí en la competencia, Nicol Zelikman, quien terminó en un histórico séptimo puesto.
Una seria lesión sufrida en el 2017 no la sacó del camino a las medallas
Nacida en Rishon LeZion, unos pocos kilómetros al sur de Tel Aviv, el 13 de mayo de 1999, Linoy comenzó su romance con la gimnasia rítmica cuando tenía apenas seis años de edad.
En el 2017, la ya prometedora gimnasta sufrió una seria lesión, un desgarro de menisco que -se pensó en ese momento- podía ponerla fuera de los torneos por un tiempo. Sin embargo, al año siguiente comenzó a cosechar medallas de plata y bronce en campeonatos europeos y mundiales.
En preparación para los juegos olímpicos, en marzo de este año, Ashram se quedó con el oro en el All Around del campeonato gimnasia rítmica en Bulgaria. Una verdadera premonición de lo que iba a suceder pocos meses después en Tokio.
Además de ser ahora la mimada del deporte israelí, Linoy recibirá también un premio de 740.000 shekels (unos 230.000 dólares), aportados por el Comité Olímpico de Israel y un banco local.
La tímida campeona es una «joven normal» a la que le gusta pasar tiempo en la playa
En cuanto a su vida privada, Ashram es tan tímida como se la ve en la lona de los ejercicios de gimnasia.
En una reciente entrevista con el website especializado OlympicChannel, Linoy contó que en su «vida real», lejos de las cámaras, ella es simplemente una joven normal a la que le gusta disfrutar de la playa, «porque es silenciosa, y una puede estar tranquila con sus pensamientos».
«Pero apenas entro al piso de los ejercicios me convierto en una persona totalmente distinta», advirtió la campeona.
«Soy una luchadora, y lucho, muestro y doy todo lo que tengo», resumió, dando una pista de lo que iba a ocurrir en este mes de agosto en la capital japonesa.