Según el estudio, el cobre que se trabajaba en el horno del barrio de Neveh Noy en la sureña Beer Sheva, que en la actualidad es considerada la capital del Negev, llegaba desde Wadi Feynan, en lo que es ahora Jordania, después de ser trasladado más de cien kilómetros a través del desierto
La investigación, que se llevó a cabo durante varios años, comenzó en el 2017 cuando se descubrió el taller, durante una excavación arqueológica de emergencia de la AAI para salvaguardar antigüedades en peligro.
Los hallazgos, que los arqueólogos calificaron de «sorprendentes», incluyen un pequeño taller para fundir cobre y fragmentos de un horno, además de una pequeña instalación de estaño en la que se fundía el mineral y muchos residuos de esas labores.
«Es importante entender que la refinación de cobre era la alta tecnología de ese período», explicó el profesor Erez Ben-Yosef, de la Universidad de Tel Aviv, otro de los expertos que trabajó en la investigación. «No había tecnología más sofisticada que esa en todo el mundo antiguo», remarcó.
En el quinto milenio antes de la era cristiana Beer Sheva fue «una potencia tecnológica» para toda la región
«Echar trozos de mineral al fuego no te llevaba a ninguna parte -continuó-, se necesitaban ciertos conocimiento para construir hornos especiales capaces de alcanzar temperaturas muy altas manteniendo bajos niveles de oxígeno».
Los investigadores recordaron que, en la primera etapa de la producción de cobre de la humanidad, se utilizaron crisoles en lugar de hornos.
En cambio, en el taller de Neveh Noy la tecnología se basaba en hornos reales. «Esto proporciona una evidencia muy temprana del uso de hornos en metalurgia y plantea la posibilidad de que se haya inventado en esta región», señaló Ben-Yosef.
El debate sobre el origen del horno metalúrgico «solamente se resolverá con descubrimientos futuros -dijo el experto de la Universidad de Tel Aviv-, pero no hay duda de que la antigua Beer Sheva desempeñó un papel importante en el avance de la revolución mundial del metal y que en el quinto milenio antes de la era cristiana la ciudad fue una potencia tecnológica para toda esta región».
Por otro lado, Ben-Yosef señaló que los trabajos arqueológicos en Israel muestran la presencia de la cultura Ghassulian, que se extendió por la región desde el valle de Beer Sheva hasta el actual sur del Líbano.
Los talleres de la Edad de Cobre tenían sus propias «recetas» y secretos que no se compartían
Se trató de una cultura inusual por sus logros artísticos y objetos rituales, como lo demuestran los extraordinarios objetos de cobre descubiertos en Nahal Mishmar y ahora en exhibición en el Museo de Israel en Jerusalén.
Al parecer, la gente que vivía en el área de las minas de cobre comerciaba con miembros de la cultura Ghassulian de Beer Sheva y les vendía el mineral, pero eran incapaces de reproducir aquellos niveles de belleza en sus artefactos.
Los investigadores afirman que los operarios y artesanos de los talleres de la Edad de Cobre tenían sus propias «recetas» y secretos que no se compartían, y que los niveles estéticos de sus productos variaban ampliamente, dependiendo de la «magia» de sus manos.
El análisis químico de los restos arqueológicos indicó que, en ese período, la zona de Beer Sheva contaba con abundante agua, lo que hacía que el lugar fuera conveniente para fundir cobre con hornos y otros aparatos hechos de arcilla y para que los artesanos pudieran mejorar sus capacidades durante todo el año.