Arqueólogos israelíes hallaron «docenas» de rollos del Mar Muerto en cuevas ubicadas en el Desierto de Judea, en el primer descubrimiento de este tipo en sesenta años
El descubrimiento de los rollos bíblicos forman parte de un gran operativo de excavaciones de la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) en la zona, con el objetivo de prevenir el robo de reliquias por parte de traficantes.
«Desde que se descubrieron los Rollos del Mar Muerto, hace más de 70 años, las cuevas del desierto han sido blanco de saqueadores de antigüedades», destacó la AAI.
Las particulares condiciones climáticas dentro de las cuevas permitieron la preservación excepcional de rollos y documentos antiguos, considerados en Israel como bienes patrimoniales de inmensa importancia.
«Esta es la razón fundamental detrás de la ejecución de esta operación: rescatar estos raros e importantes bienes patrimoniales de las garras de los ladrones«, aseguraron las autoridades.
«Durante años perseguimos a los saqueadores de antigüedades», dijo Amir Ganor, director de la división de Prevención de Robo de la AAI.
«Finalmente -aseveró- decidimos adelantarnos a los ladrones e intentar llegar a los artefactos antes de que fueran retirados del suelo y de las cuevas».
Esta operación «única», informaron este martes desde la Autoridad de Antigüedades, expuso numerosos objetos que dejaron atrás los rebeldes judíos que huyeron a las cuevas de la zona al final de la revuelta de Bar Kojba contra los romanos, hace unos 1.900 años.
Además se encontraron un alijo de monedas de la época de la revuelta y el esqueleto de un niño parcialmente momificado de 6.000 años de antigüedad, envuelto en tela. También una «enorme» canasta intacta, que podría ser la más antigua del mundo hallada en esas condiciones.
En cuanto a los rollos bíblicos, los fragmentos de pergamino contienen líneas de texto en griego de los libros de Zacarías y Nahum. Se trata de escrituras que datan de alrededor del siglo I, explicaron voceros de la AAI.
A través de un comunicado, el director de la AAI, Israel Hasson, afirmó que el equipo de expertos que trabajó en el desierto «mostró un coraje excepcional, dedicación y devoción por el objetivo».
Los arqueólogos que descendieron a las cuevas «ubicadas entre el cielo y la tierra», continuó Hasson, «cavaron y tamizaron, soportaron el polvo espeso y sofocante y regresaron con regalos de valor incalculable para la humanidad».