Las ruinas encontradas en el 2012 en la zona de Tel Motzá no pertenecen solamente a un edificio dedicado a la administración de asuntos oficiales sino que incluyen los restos de un templo, que existió en paralelo al «oficial» de Jerusalén, afirmaron expertos de la Universidad de Tel Aviv
En un reporte recientemente publicado en la revista especializada Biblical Archaeology Review, los investigadores dijeron que el sitio de Tel Motzá demuestra que hubo otros templos sancionados por las autoridades religiosas de Judá además del templo oficial en Jerusalén, lo que pone en duda partes del relato bíblico.
En el 2012, cuando se llevaban a cabo las tareas para la construcción de la Carretera 1 que conecta Tel Aviv con Jerusalén, arqueólogos israelíes descubrieron un monumental complejo de edificios de la Edad del Hierro que data de finales del siglo X y principios del IX antes de la era cristiana.
Los expertos de la Autoridad de Antigüedades de Israel identificaron el sitio como la ciudad bíblica de Motzá, dentro de los límites de la tribu de Benjamín (Josué 18:26), que sirvió como centro administrativo para el almacenamiento y la redistribución de granos, señaló la Universidad de Tel Aviv.
En la primavera israelí del 2019 se llevó a cabo la primera excavación académica del sitio, que se propuso desenterrar por completo y estudiar los edificios de culto descubiertos uno encima del otro en Tel Motzá, incluyendo una estructura debajo de las ruinas descubiertas en el 2012.
«¿Podría realmente existir un templo monumental en el corazón de Judá, fuera de Jerusalén? ¿Jerusalén lo sabía?», se pregunta en el reporte la estudiante de doctorado Shua Kisilevitz, una de las líderes de la investigación.
«Si es así -continúa-, ¿podría este otro templo haber sido parte del sistema administrativo de Judá?».
Kisilevitz recordó que la Biblia detalla las reformas del rey Ezequías y el rey Josías, quienes consolidaron las prácticas religiosas al Templo de Salomón en Jerusalén, y eliminaron la actividad de culto más allá de sus límites.
«Sin embargo, nuestro análisis de los hallazgos arqueológicos y los textos bíblicos demuestran claramente que el templo de Motzá se ajustaba a las antiguas convenciones y tradiciones religiosas«, aseguró la investigadora israelí.
Según Kisilevits, «está claro que templos como el de Motzá no solamente pudieron sino que debieron haber existido durante la mayor parte del período«, como parte de la organización religiosa oficial aprobada por la realeza.
En contraste con las narraciones bíblicas que describen las reformas de Ezequías y Josías, «hubo templos sancionados en Judá además del templo oficial en Jerusalén», agregó por su lado el profesor Oded Lipschits, también de la Universidad de Tel Aviv y otro de los investigadores principales.
«Nuestros descubrimientos han cambiado fundamentalmente la forma en que entendemos las prácticas religiosas de los judaítas», aseveró Lipschits, quien reanudará las labores dentro de pocos meses junto a investigadores de la Universidad de Tel Aviv, la Universidad Charles de Praga, en la República Checa, la alemana Universität Osnabrück y la estadounidense UCLA.
Según el estudio, la construcción de un lugar de culto central y regulado fue una progresión natural para una comunidad en crecimiento. Para la Universidad de Tel Aviv, «a medida que la función del sitio como granero se intensificó, se construyó un templo para garantizar el éxito económico y fortalecer el control de los líderes locales sobre la comunidad» que vivía alrededor de ese centro económico y cultural.
A partir de estos nuevos descubrimientos, «sugerimos que el templo de Tel Motzá era la iniciativa de un grupo local, que inicialmente representaba a varias familias extensas o quizás pueblos que se unían para unir sus recursos y maximizar la producción y el rendimiento», escribieron los investigadores. «El resto -concluyeron- queda por descubrir».