Mucho antes de que Amar’e Stoudemire se convirtiera al judaísmo y provocara una pequeña revolución en el básquet nacional, fue el turno de Aulcie Perry, el «Michael Jordan israelí», que fue estrella de Maccabi Tel Aviv, salió con una supermodelo y se hundió en el infierno de las drogas.
Muchos jugadores de la liga profesional del básquet estadounidense, la mítica NBA, fueron reclutados a lo largo de décadas por clubes israelíes, pero pocos dejaron huellas tan grandes como Amar’e y Aulcie.
El primero de ellos vive actualmente en Estados Unidos y mantiene una vida relativamente tranquila que incluye la asistencia regular a los servicios de una sinagoga moderna ortodoxa en Brooklyn, Nueva York.
Aulcie, por su parte, sigue tratando de recomponer su vida después de haber tocado el cielo con las manos durante su primer paso por Israel, una etapa que incluyó enorme popularidad en el país y nada menos que dos de los títulos de EuroLiga del conjunto de Tel Aviv (1976-77 y 1980-81).
En realidad -a diferencia de Stoudemire-, el paso de Perry por la NBA no fue brillante. A mediados de los años ’70 fue fichado por los New York Knicks pero no llegó a jugar ningún partido.
Sin embargo, el destino lo estaba esperando mientras jugaba, lejos de los reflectores de los grandes estadios, en una cancha vecinal en el barrio de Harlem, en la ciudad de Nueva York.
«No hablaba hebreo y no conocía a nadie», fue «duro llegar de repente a otro país y tratar de encajar»
Allí, en 1976, fue observado por un scout de Maccabi Tel Aviv que le propuso mudarse a las orillas del Mediterráneo. El salario ofrecido fue de 6.000 dólares mensuales, una pequeña fortuna en el Israel de aquella época, pero monedas en comparación con lo que ya entonces embolsaban los basquetbolistas de la NBA.
«Para ser honesto, mi primer pensamiento» frente a la propuesta del scout «fue ‘Israel significa guerra'», confesaría Aulcie en declaraciones a la revista estadounidense Ebony publicadas en 1978.
Perdido por perdido, apostó por la aventura. Y la apuesta brindó resultados: poco después de llegar a Tel Aviv, Perry condujo a Maccabi a su histórica primer EuroLiga, obtenida al derrotar al Varese italiano 78-77 en el Pionir Hall de Belgrado, que todavía era la capital de Yugoslavia.
Empujado por la enorme popularidad y el cariño del público israelí, Aulcie se convirtió al judaísmo y obtuvo la ciudadanía. Al final, se quedó nueve temporadas en el Maccabi Tel Aviv, durante las cuales ganó otra EuroLiga y ocho campeonatos locales.
Semejante colección de hazañas deportivas lo transformaron en una «celebrity», una condición que, al principio, le trajo grandes beneficios. En aquellos años, por ejemplo, recibía periódicas felicitaciones públicas de primeros ministros como Itzjak Rabin y Menahem Begin y otras grandes figuras del país.
Romance con una famosa modelo
Habitual personaje de las páginas de deportes y de farándula de los diarios, Aulcie conquistó el corazón de una de las primeras supermodelos israelíes (décadas antes de Esti Ginzburg y Bar Refaeli), la legendaria Tami Ben-Ami.
«Al principio fue extraño no jugar los viernes o los sábados por la tarde», contó Perry en la entrevista con Ebony. «Y, por supuesto, al principio me sentía solo», confesó.
«No hablaba hebreo y no conocía a nadie -continuó-. Es duro llegar de repente a otro país y tratar de encajar» en la vida local, remarcó. Sin embargo, la ayuda de sus compañeros de equipo le permitió cumplir ese objetivo.
«Son la mejor gente que conocí en mi vida», aseguraba el basquetbolista en 1978 sobre sus compañeros de Maccabi Tel Aviv, que se turnaban para llevarlo a cenar y a conocer los secretos de la ciudad.
Pero, hacia 1982, las cosas habían cambiado dramáticamente, para el Michael Jordan israelí, en particular por su creciente adicción a las drogas.
En 1982 faltó a un importante partido contra el Real Madrid. El Maccabi Tel Aviv dijo que era por una gripe
Una de las primeras manifestaciones de ese problema fue el faltazo a un importante partido contra el Real Madrid: los voceros de Maccabi Tel Aviv dijeron que tenía una gripe.
En marzo de 1983 fue acusado de comprar heroína -confesó que lo había hecho en por lo menos ocho ocasiones-, condenado a pagar una multa de 150.000 dólares y una sentencia de tres meses de prisión en suspenso.
Más adelante, en ese mismo año, volvió a Estados Unidos y en 1987 fue sentenciado a diez años de prisión por un tribunal de Nueva York por una condena por contrabando de heroína desde Amsterdam.
Perry salió de la cárcel en 1995 y regresó a Israel.
Lamentablemente, Tami, que había brillado en incontables pasarelas y publicidades, falleció en julio de ese año a causa de un cáncer cervical, a los 40 años de edad.
«Conocí a Tami en mi primer año» en Israel «y crecimos juntos», le dijo Perry a la Associated Press al reinstalarse en Tel Aviv. «Los dos llegamos a la cima de nuestras profesiones al mismo tiempo, fue maravilloso», añadió.
Para ayudarlo, sus ex compañeros de equipo juntaron el dinero necesario para comprarle una franquicia de una famosa hamburguesería israelí. «Cometí algunos errores, pero los pagué, ahora estoy mirando hacia adelante y es un futuro brillante, estoy en casa», le aseguró el ex basquetbolista a la AP.
Muchos años después, en el 2021, la historia de Perry resucitó de la mano de un documental, «Aulcie», rodado por el cineasta israelí Dani Menkin cuando el ex jugador se acercaba a los 70 años de de edad (en julio del 2022 cumple 72).
«Espero que la gente vea la belleza» de su historia, dijo el director de un documental sobre Aulcie
La película -que cuenta entre sus productores ejecutivos a Nancy Spielberg, la hermana de Steven- gira alrededor de su nueva vida en Israel, adonde trabajó como entrenador de equipos infantiles, y el intento de reconectar con su hija, que había quedado en Carolina del Norte cuando volvió en 1995.
«Lo que le pasó (a Perry) fue increíble», afirmó Menkin. «De dónde vino, dónde se encontró, dónde cayó, cómo regresó», señaló el director hablando de los altos y bajos del basquetbolista.
Aulcie, el ex Michael Jordan israelí, tiene todavía «mucho para dar», afirmó Menkin. «Espero que la gente vea la belleza de eso en su historia», la jornada de «redención por la que pasó», añadió el director cuando se estrenaba el filme, a fines del 2021.
Hablando con la revista estadounidense Jewish Journal, completó con una expresión de deseo: «espero que la gente se sienta inspirada, porque todos enfrentamos desafíos» a lo largo de nuestras vidas.