¿Cómo llegó a Israel el único manuscrito que se conserva del texto original del Hatikva? Compuesto por Naftali Herz Imber, un verdadero aventurero de su época, el poema que da letra al himno nacional tiene una historia muy particular
Si bien muchas localidades de Israel se adjudican el privilegio de haber sido el lugar donde Imber escribió el poema que luego se convertiría en la canción nacional -entre ellas Gedera, Yesud HaMa’ala y Rishon LeZion-, al parecer la historia del texto nació en la ciudad de Iasi, en el este de Rumania, cerca de la frontera con Moldavia.
Según un artículo del blog de la Biblioteca Nacional de Israel (BNI), Imber comenzó a escribir el poema en Iasi, tomando como inspiración la canción alemana «Der Deutsche Rhein», y lo completó en 1884 en Jerusalén, adonde había llegado dos años antes para trabajar como secretario del diplomático inglés de origen sudafricano Anthony Oliphant.
Fue en Jerusalén adonde Imber publicó su primer libro de poemas en hebreo, «Barkai», o Estrella Matutina. En ese volumen estaba incluído «Tikvateinu» (Nuestra esperanza), el poema originalmente escrito en Iasi y que luego se convertiría en el HaTikva.
Imber había nacido en 1856 en Zolochiv, en Ucrania, y ya durante su juventud fue un gran viajero. Sus primeros periplos lo llevaron, por ejemplo, a Rumania, Hungría y Serbia.
Durante su estancia en la entonces Palestina bajo mandato otomano, el poeta vivió junto a Oliphant y a la esposa del diplomático, Alice, en sus residencias de Haifa y de Daliat al-Karmel, ambas en el norte del actual territorio de Israel.
Fue en esa época que su poema comenzó a hacerse famoso entre los pioneros sionistas que llegaban a construir el país.
El manuscrito, el único de su tipo hasta ahora conocido, se encuentra en la Biblioteca Nacional de Israel, en Jerusalén
Un grupo de ellos, residentes de la entonces localidad agrícola de Rishon LeZion, la adoptó como canción de protesta contra las condiciones que imponían delegados del filántropo sionista francés Edmond Rothschild, impulsor de esas colonias.
La canción fue tomando vida propia y el texto terminó siendo abreviado hasta convertirse en el actual poema que se canta en el HaTikva contemporáneo. Después de varias idas y vueltas musicales, en 1886 o 1888 (según distintas fuentes) llegó la melodía definitiva, compuesta por otro granjero, Samuel Cohen.
A todo esto, Imber ya había vuelto a armar las valijas. El poeta retornó a Europa en 1887, para residir en Londres, desde donde viajó a la India para terminar instalándose en Estados Unidos.
«Durante el último año de su vida, Imber se internó en un hospital judío en Nueva York, adonde conoció a una joven cantante: Jeanette Robinson-Murphy», cuenta el artículo en el blog de la BNI, escrito por Chen Malul.
A pedido de la cantante, Imber «escribió las palabras originales de las dos primeras estrofas de su canción, que se convertiría en el himno nacional, en un papel del hospital que estaba a su disposición en ese momento«, añade el artículo.
Finalmente, en 1936, completó la nota de Malul, Robinson-Murphy «envió el manuscrito, el único de su tipo en el mundo hasta donde sabemos, para el recuerdo eterno en la Biblioteca Nacional de Israel en Jerusalén».