Corría el año 1955 y el flamante estado de Israel parecía ya predestinado a una relación intensa con la tecnología de punta y a convertirse, varias décadas después, en la StartUp Nation: Weizac, una de las primeras computadoras del mundo, fue testigo de ese comienzo.
En un tiempo en que cualquier persona posee varias computadoras o aparatos informáticos, incluso en sus bolsillos o mochila, y cuando operaciones matemáticas complicadísimas se pueden realizar en el teléfono portátil, es difícil de creer que Weizac fue la única en todo Israel hasta 1961.
El enorme ordenador fue construido en el Instituto Weizmann, y de allí obtuvo su nombre, por Weizmann Automatic Computer. La casa de altos estudios israelí pensó en apostar a la entonces nueva tecnología incluso antes de la declaración de independencia, que llegó en 1948.
A mediados de 1947, en efecto, la idea se discutió al interior del comité asesor del Departamento de Matemáticas Aplicadas del Weizmann, del que formaba parte nada menos que Albert Einstein.
Cuenta la leyenda que el físico alemán estuvo en contra de invertir en la fabricación de la computadora.
En cambio, varios otros importantes académicos vieron el futuro en ese proyecto, entre ellos el físico húngaro-estadounidense John von Neumann y el profesor israelí Jaim Pekeris, quien había recibido el encargo de abrir el Departamento de Matemáticas Aplicadas de parte de nada menos que Haim Weizmann, quien se convertiría en el primer presidente de Israel.
Weizac fue la única computadora en todo Israel hasta 1961
Fue precisamente Weizmann quien decidió destinar 50.000 dólares de entonces -un 20 por ciento del presupuesto total anual del instituto- para el desarrollo y fabricación de la computadora.
Desde que comenzó a funcionar, en 1955, y hasta 1961, Weizac, que fue bautizada por la prensa local como «el poderoso cerebro electrónico», fue la única computadora en el país.
Un artículo del blog de la Biblioteca Nacional de Israel recuerda que Weizac fue «una de las primeras computadoras electrónicas de programas almacenados a gran escala en el mundo», siguiendo los pasos del dispositivo IAS construido anteriormente en la Universidad de Princeton», en Nueva Jersey, Estados Unidos.
Entre otras cosas, recuerda el artículo de Amir Orni, Weizac se utilizó para «estudiar los cambios globales en las mareas, así como el comportamiento de los terremotos y el análisis numérico«.
La computadora era del tamaño de un armario de pared
Aunque Weizac «era del tamaño de un armario de pared, era más avanzado que su hermano mayor de Princeton, con una memoria cuatro veces superior», añade Orni, en base a los reportes de prensa de la época.
Según relata por su lado Carmel Shor, del Instituto Weizmann, la computadora «estaba compuesta de tubos de vacío, condensadores y resistencias importados».
Para otros elementos que se necesitaban para armar la computadora, señala Shor, no había todavía en el Israel de mediados de los ’50 empresas a tono con ese tipo de tecnología.
¿La solución? Algunos componentes se crearon en una fábrica local de piezas de bicicletas.
A pesar de ese origen variopinto, Weizac estuvo a la altura de las circunstancias y cumplió con creces las expectativas de sus creadores, realizando incontables operaciones para calcular asuntos de espectroscopia atómica o análisis numérico, por ejemplo.
Ya en los ’60, Weizac fue remplazada por una serie de nuevas computadoras conocidas como Golem, pero ese es ya otro capítulo en la historia de la StartUp Nation.