Fundado en 1995, SCH se propuso como misión la de «mejorar la calidad de la atención cardíaca pediátrica para niños en países en desarrollo y crear centros de competencia en esos países»
El objetivo de la organización, afirman, es «mejorar la salud y el bienestar de todos los niños, independientemente de su religión, género o nacionalidad».
Para estos médicos, que trabajan desde el Centro Médico Wolfson de Holon, en la periferia de Tel Aviv, no es solamente una cuestión de palabras.
Desde que se fundó, el grupo salvó la vida de más de 6.000 niños de 62 países de África, América del Sur, Europa, Asia y todo el Medio Oriente.
Además, capacitaron a más de 120 miembros de equipos médicos de las diferentes naciones desde donde llegaron los niños pacientes.
Es que, para esta organización, no se trata solamente de caridad. El objetivo final de Save a Child’s Heart es -destacan- crear centros de alto nivel en los países en desarrollo para que los niños puedan ser tratados en sus propias comunidades.
Hasta ahora, la organización capacitó a más de 120 trabajadores médicos en China, la República Democrática del Congo, Eritrea, Etiopía, Georgia, Kenia, Moldavia, Nigeria, la Autoridad Palestina, Rumania, Rusia, Tanzania y Vietnam.
Save a Child’s Heart se ocupa de sus pacientes sin hacer alardes, pero de tanto en tanto su labor en reconocida con altavoces. Como cuando, por ejemplo, la selección argentina de fútbol pasó por Israel en noviembre del año pasado para disputar un amistoso con su similar de Uruguay.
En aquella ocasión, nada menos que la superestrella argentina del fútbol Lionel Messi pasó a visitar la sede de la organización, conversó con algunos de los niños tratados allí y hasta les regaló casacas del combinado sudamericano.
En cuanto al galardón de la ONU, se trata del Premio de Población de las Naciones Unidas, que anualmente rinde homenaje a personas o instituciones destacadas por «contribuciones sobresalientes a cuestiones de población y salud reproductiva».
SCH «es un líder mundial en la realización de cirugías de corazón que salvan vidas de niños en países en desarrollo», indicó la ONU durante la premiación que se llevó a cabo en Nueva York en junio del 2018.
Noticias sobre las operaciones que realizan los médicos de la organización israelí se pueden leer periódicamente en la prensa de varios países alrededor del mundo.
En noviembre último, por ejemplo, diarios de Etiopía informaron que más de treinta niños de ese país estaban listos para recibir operaciones cardíacas capaces de salvar sus vidas, y cateterismo cardíaco gratis, durante una misión médica de SCH en Addis Abeba.
También a fines del año pasado, un niño de Malawi, Lemos Tsatawe, volvía a su país después de haber sido operado del corazón con éxito por los médicos voluntarios en el hospital Wolfson.
Y, en julio del 2019, la fundación Save a Child’s Heart anunciaba que Husan Anvarov, de Uzbekistán, de dos años de edad, se había sometido a una exitosa cirugía de corazón en Israel.
Entre tantas historias extraordinarias, hay una que sobresale: el 21 de mayo del 2019, Fatma, una niña de un año de Zanzíbar, se sometió a una exitosa cirugía cardíaca y se convirtió en el paciente 5.000 en salvar su vida gracias a la fundación.
«El viaje de Fatma es muy especial porque, veinte años antes, su madre, Balkis, asistió a un examen de la organización en una clínica en Zanzíbar y fue diagnosticada con exactamente el mismo defecto cardíaco», recordó la organización.
«Como Fatma -continuó la fundación-, Balkis recibió tratamiento en Israel a través de Save a Child’s Heart y creció hasta convertirse en una mujer sana y fuerte» que, en un momento de gran necesidad, contó con la ayuda de la misma organización que salvó su propia vida.