Los representantes de la Inquisición en el «nuevo» continente tuvieron bastante «trabajo», ya que muchos judíos que habían escapado hacia las Américas mantenían su religión en secreto.
Eran los «cripto judíos» que rescataron retazos de la liturgia como pudieron, en general de memoria y construyendo una identidad alrededor de elementos clave como la plegaria «Shemá», recreando el resto en el viejo idioma español.
«Cantemos con alegria / Alavanças al Senor / que nayde que en Él confia / le a faltado su favor»
Entre todos ellos, los miembros de la familia mexicana Carvajal dejó, además, unos hermosos poemas en los que declaraban su amor por el Dios de sus antepasados.
Como los empleados de la Inquisición eran muy detallistas, varios de esos poemas fueron incluidos como «pruebas» de su herejía en las actas que los terminaron llevando a la hoguera.
Un profundo estudio de la época, y numerosos poemas, están ahora accesibles en el website de la Biblioteca Nacional de Israel (BNI), junto con transcripciones de los «juicios» contra los cripto-judíos y copias raras de archivo y microfilm.
La nueva publicación, Anthology of Religious Poetry from the Mexican Inquisition Trials of 16th-Century Crypto-Jews (Antología de poesía religiosa de los juicios de la Inquisición mexicana de cripto-judíos del siglo XVI), reúne estas composiciones de culto «en la colección más completa de transcripciones paleográficas hasta la fecha», aseguran desde la BNI.
«En todas vuestras moradas / fuego no encendais / el sabado que polgais / porque seran condemnadas / las almas si tal obrais»
«Las oraciones penitenciales teñidas de esperanza se mezclan con hermosas composiciones que hablan de una profunda comprensión y creencia en los caminos» de Dios, señala el reporte de la Biblioteca.
Las composiciones más famosas, destacaron, son «nueve poemas, conocidos como ‘cánticos’, que fueron seleccionados de los registros de la Inquisición sobre el juicio de Luis de Carvajal», el patriarca de esa familia mexicana de cripto-judíos.
Se trata de escritos que «resuenan con una desesperación templada por una fe profunda» en «el Dios de sus antepasados», dice Mark Schneegurt en el informe de la BNI. Algunos de los autores de los poemas creían que era «su propio pecado, dar la espalda a la Ley, lo que los llevó a sufrir», añade.
Mientras eran perseguidos, y «a pesar de todo, gritaron arrepentidos, con esperanza», sabiendo que Dios «de alguna manera escucharía su grito, si era sincero, y luego les haría brillar generosamente», apuntó Schneegurt.
Algo que parece haber ocurrido, de alguna manera, si se tiene en cuenta que los poemas sobrevivieron y son vueltos a leer siglos después.
Los textos completos se pueden consultar haciendo click aquí. Y mientras tanto les compartimos uno de los más bellos, escrito por Leonor Caceres, nieta de Luis Carvajal, y en su escritura original:
«Cuan suave cossa es deleytossa
muy mas que nayde save ymaginar
sequir aquella via muy gloriossa
por donde Dios nos manda caminar
toda la ley de Dios es muy sabrossa
y aquel que la ossare blasfemar
blasfemados sera en aquella vida
a donde no hay tiempo cierto ni medida…»