Una empresa israelí, creada por un ex soldado de operaciones especiales y su hermana biotecnóloga, está desarrollando una miel artificial basada también en el néctar natural de las flores y que podrá ayudar a las abejas a salvarse de la extinción
En los últimos años creció la conciencia acerca del hecho de que el consumo mundial de miel está aumentando más rápido que la producción. Y que las poblaciones de abejas están disminuyendo a causa del cambio climático, los parásitos, las contaminaciones y los virus.
Frente a esto, los hermanos Efrat y Ofir Dvash fundaron Bee-io, una empresa con base en Rehovot, unos 20 kilómetros al sur de Tel Aviv, con la que quieren revolucionar el mercado de la miel, uno de los elementos más deliciosos de la naturaleza, pero que tiene en peligro a sus productores, las abejas.
«Queremos imitar con precisión el proceso que ocurre en la naturaleza, pero sacando a las abejas de la ecuación», dijo Ofir, quien sirvió en la prestigiosa Unidad 81 de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), especializada en tecnología para operaciones secretas.
«Nos gustaría hacerles un favor a las abejas restaurando el equilibrio ecológico de este mundo, mientras producimos valor económico al mismo tiempo», añadió Ofir, citado por el diario económico israelí Globes.
Hay otra empresa israelí que quiere ayudar a las abejas frente a la extinción, y desarrolló una «colmena robótica»
Los hermanos Dvash, cuyo apellido, increíblemente, quiere decir «miel», en hebreo, crecieron en la comunidad rural de Hatzav, en el sur del país, adonde de niños ayudaban a su padre a atraer a las abejas a las plantaciones de tomates en invernadero, para que hicieran su trabajo de polinización.
Ahora, están embarcados en el proyecto de Bee-io, que a fines de mayo de este año entró a cotizar en la Bolsa de Tel Aviv, con una valuación de 38 millones de shekels, unos 11,6 millones de dólares.
Gracias a la tecnología que los puso en carrera para sacudir el mercado de la miel, los fundadores de Bee-io esperan poner en las mesas de los consumidores israelíes y globales un «super-alimento».
Es que, «cuando las abejas recolectan néctar, traen grandes cantidades de pesticidas a la colmena y, finalmente, a nosotros, los consumidores», destacó Efrat. «Nuestro producto no tendrá estas cosas», aseguró la biotecnóloga.
Según explican en su website, el sistema desarrollado por los hermanos Dvash limpia el néctar recolectado de aquellas sustancias no deseadas y de los residuos sobrantes de la etapa de extracción.
Luego transforman el néctar en miel utilizando lo que presentan como «la innovadora biosíntesis de Bee-io». Finalmente, eliminación el exceso de agua, «para alcanzar la textura de la miel que nos es familiar», señalan.
Es la oportunidad de «hacer algo importante» en favor de la sostenibilidad del medio ambiente
Si este producto avanza, se tratará de un gran paso adelante para ayudar a las poblaciones de abejas en todo el mundo, que -aunque no lo parezca- en muchos casos están amenazadas de extinción.
Un artículo de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, explicó que existen tres razones principales para la extinción de las abejas: los parásitos, la pérdida de hábitat y los teléfonos celulares.
Las dos primeras razones son fáciles de comprender, y la tercera sorprende. Es que, explican los expertos norteamericanos, las abejas «se sienten muy atraídas por la radiación electromagnética».
«Cuando se usa un celular, proyecta ondas electromagnéticas y daña la capacidad de las abejas para regresar a su colonia», precisan. Es como si los sistemas de navegación de los automóviles de los humanos «estuvieran destruidos y no pudiéramos recordar dónde están nuestros hogares», describieron.
A esto se suma que la manipulación genética de las abejas para impulsar la producción de miel conduce a varios efectos negativos y, en particular, aumenta la vulnerabilidad de las abejas a las enfermedades.
«Tenemos la oportunidad de hacer algo importante para la sostenibilidad» del medio ambiente, dijeron los hermanos Dvash.
«Vemos cómo la naturaleza sufre cambios ante nuestros ojos, aprendimos a reconocer su importancia y ahora estamos tratando de hacer nuestra parte», completaron.