El 10 de noviembre de 1938, al día siguiente de los destrozos y asesinatos que dejaron más de 260 sinagogas destruidas, incontables comercios de ciudadanos judíos con, precisamente, sus cristales rotos y por lo menos un centenar de muertos, todo era silencio en los barrios hebreos de Alemania
En Worms, unos sesenta kilómetros al sudoeste de Francfurt, el doctor Freidrich Illert, director de las instituciones culturales y archivero de la ciudad, «reconoció de inmediato que la magnitud del daño estaba mucho más allá de lo que la mayoría podía percibir», recuerda un artículo de la BNI.
La sinagoga local había sido incendiada y el doctor Illert «temía que, junto con el edificio, también se hubiera perdido el archivo de la comunidad, que contenía libros y documentos históricos irremplazables«, sigue el relato de la investigadora Ro Oranim.
Entre los libros más valiosos se contaban los dos volúmenes del Majzor de Worms, uno de ellos escrito en 1272 y el otro en 1280, y que contenían las plegarias que los cantores de la sinagoga entonaban en servicios y plegarias desde hacía siglos.
El Majzor -cuenta Oranim- incluía ilustraciones y adornos dibujados con tintas de colores, y tenía además lo que se considera la muestra más antigua conocida de idish escrito.
Durante la desesperada búsqueda de los invaluables manuscritos, Illert descubrió que el archivo de la comunidad se había salvado del infierno que destruyó la gran sinagoga, pero el paradero de los libros y cómo habían sobrevivido seguía siendo un misterio.
Milagrosamente, los libros de la gran sinagoga de la ciudad habían sobrevivido al incendio de la Kristallnacht
Pidió ayuda a las autoridades locales, pero sin ninguna suerte. Hasta que, en 1943, recibió un extraño llamado: oficiales de la Gestapo le pidieron que los ayudara a traducir unos «manuscritos extranjeros».
En el medio de su brutalidad, los agentes de las SS y de la Gestapo tenían órdenes de mantener a salvo y robar todos los objetos de arte que pudieran alcanzar durante sus raids de violencia contra judíos, otras minorías y opositores.
Por ello, con el correr de la Segunda Guerra Mundial los nazis amasaron un botín gigantesco de obras artísticas que fueron despojando a las familias enviadas a cárceles y campos de concentración.
Oranim señala que, en el caso de Illert, los nazis lo llevaron a un sótano en un edificio de Darmstadt, a unos cuarenta kilómetros de Worms. «Después de una rápida mirada», continúa el artículo, el archivista se dio cuenta de que estaba frente a los libros de su comunidad, incluyendo el Majzor.
«Corriendo un gran riesgo personal, (Illert) comenzó a retirar lenta y metódicamente elementos del sótano, transfiriendo el archivo a las torres de una de las catedrales de la ciudad para su custodia», señala el reporte.
Se trató de «una decisión que también evitó que los documentos fueran destruidos cuando las fuerzas aliadas bombardearon la ciudad».
Desde 1957, el Majzor de Worms se encuentra a salvo en la Biblioteca Nacional de Israel, en Jerusalén
Años después del final de la guerra, en 1956, se iniciaron los trámites legales para rescatar el archivo y llevarlo a Israel, para ser alojados en la Biblioteca Nacional, en Jerusalén.
Finalmente, en 1957, el Majzor llegó a Israel, para ser preservado y mantenido a salvo junto a los otros libros del archivo de Worms.
El esfuerzo del doctor Illert valió la pena: los dos volúmenes del manuscrito litúrgico fueron digitalizados por los expertos de la BNI y ahora pueden ser disfrutados desde cualquier lugar del mundo, simplemente haciendo click aquí.