Su estatura de personaje global se volvió a confirmar este año con el anuncio de no solamente una, sino dos grandes producciones sobre su vida, un extraordinario recorrido desde Kiev hasta Jerusalén, pasando por la Guerra de Iom Kipur
Una es la miniserie televisiva «Lioness», con Shira Haas, la estrella de «Poco Ortodoxa» y producida por la legendaria Barbra Streisand.
La otra es el filme «Golda», protagonizado por la célebre actriz británica Helen Mirren, un thriller político que girará, precisamente, alrededor de las controvertidas decisiones que la entonces primera ministro tomó en 1973.
Nacida el 3 de mayo de 1898 en Kiev, en Ucrania, Golda Mabovitch partió junto a su familia hacia Estados Unidos cuando tenía apenas seis años de edad. En 1921, después de casarse con Morris Meyerson emigró a la Palestina que en ese entonces pasaba a estar controlada por los británicos.
La joven inmigrante pasó poco tiempo el kibutz Merhavia, en el norte del país, adonde recolectó almendras y trabajó en la cocina. Ya en 1924, se mudó a Tel Aviv y luego a Jerusalén, adonde tuvo a sus dos hijos y comenzó su carrera política.
Golda pasó en pocos años de recoger almendras en un kibutz a importante dirigente de la Histadrut
En efecto, en la actual capital israelí Golda fue elegida secretaria de la Moetzet HaPoalot (Consejo de las Mujeres Trabajadoras), un puesto que la llevó a pasar dos años, entre 1932 y 1934, como emisaria en Estados Unidos.
A su regreso, Meir se sumó al comité ejecutivo de la Histadrut, la poderosa central de trabajadores en Palestina -que luego seguiría siendo muy influyente en Israel- y su poder político ya nunca dejó de crecer.
De aquellos tiempos quedaron dos importantes datos, comenzando por el hecho de que Golda figura entre los veinticuatro signatarios de la Declaración de la Independencia de Israel.
Y, cuenta la leyenda, fue también Meir quien, cuatro días antes de la declaración y vestida como una mujer árabe, viajó a Amman para entrevistarse con el entonces rey de Jordania, Abdullah I, y pedirle que no se sume a los otros países árabes que planeaban atacar el flamante Israel.
A los días de aquella expedición a la capital jordana se remonta además una de las primeras frases «históricas» de Golda (quien luego tendría muchas más). En efecto, se cuenta que el rey le pidió a la enviada judía la postergación de la declaración de independencia.
– «¿Por qué la prisa?», le habría preguntado el rey.
– «Llevamos esperando 2000 años. ¿Eso es prisa?», le respondió la futura primera ministro.
Meir se hizo también conocida por sus frases célebres, que se repiten y repiten hasta hoy
Más adelante, en 1956, pasó a desempeñarse como ministra de Relaciones Exteriores del gobierno del primer ministro David Ben-Gurion. En esa época hebraizó su apellido, Meyerson, y lo convirtió en Meir. En marzo de 1969, y a causa de la muerte de Levi Eshkol, pasó a ocupar el máximo puesto ejecutivo.
Durante los primeros años de su gestión como primera ministro, Golda fue el orgullo del país: una mujer al frente del gobierno, con la imbatible imagen de una abuela que protege a cualquier costo a todos los pequeños de su familia.
A los diarios les gustaba publicar fotografías de la «cocina del gabinete», el espacio en la casa de Golda adonde acudían los principales dirigentes políticos a diseñar el futuro del país.
También se difundían sus principales frases, como aquella que decía: «Podemos perdonar a los árabes por matar a nuestros hijos. No podemos perdonarlos por obligarnos a matar a sus hijos».
O: «Solo tendremos paz con los árabes cuando amen a sus hijos más de lo que nos odien a nosotros».
Sin embargo, en 1973 llegó un momento que cambió a todo Israel, y en particular golpeó a la primera ministro. El 5 de octubre de ese mes, Meir recibió un reporte de inteligencia sobre un avance de fuerzas sirias frente a la frontera con Israel.
Algunos asesores, todavía hipnotizados por la asombrosa victoria israelí en la Guerra de los Seis Días de 1967, le aconsejaron que no se preocupara. La primera ministro, que en aquel momento contaba con el poder de ordenar la movilización plena de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), prefirió esperar.
«En medio de toda la controversia, ella se destacó» como una gran defensora de su país
El resto es historia conocida: Meir llamó a las tropas poco antes del inicio de la guerra y, además, evitó lanzar acciones anticipadas contra los ejércitos árabes, lo que terminó costando graves pérdidas al país.
La guerra, finalmente, terminó siendo bastante favorable para Israel, pero dejó una gran marca. Después de darse a conocer los resultados de la investigación de la Comisión Agranat sobre el conflicto, Golda renunció a su puesto el 3 de junio de 1974.
Michael Kuhn, uno de los productores de la película que protagoniza Mirren, dijo que «la historia recuerda que Meir aceptó con gracia su papel de chivo expiatorio político» tras la guerra de Iom Kipur.
Al fin y al cabo, añadió, se trató de «una mujer influyente a nivel mundial que enfrentó la presión de salvar a su pueblo y, sin renegar nunca de sus propios defectos, actuó con la máxima humanidad».
«En medio de toda la controversia, ella se destacó» como defensora de Israel, remarcó Kuhn.
Golda falleció en Jerusalén el 8 de diciembre de 1978, poco más de cuatro años después de la guerra, a causa de un cáncer linfático. Fue enterrada en el Har HaZikaron en el Monte Herzl, donde descansan muchos de los principales héroes del país.