Hace más de una década, la israelí-canadiense Nomi Zysblat estaba trabajando como chef en un restaurante de Brooklyn, en Nueva York. Un día tenía que encontrarse con una amiga en el Spanish Harlem, y ocurrió el milagro
Nomi se topó con un festival hispano en el barrio, con muchos puestos y negocios de comidas, y se animó a probarlos todos, incluyendo uno que vendía pequeños cuadrados de helado. Así fue como comenzó el camino a Israel de las paletas mexicanas, vía Nueva York.
Entrevistada para un podcast del diario Times of Israel, Zysblat recordó que aquel día, un domingo «soleado de invierno», había «tanta comida emocionante» en el este de Harlem.
«Miré en mi bolsillo, tenía 20 dólares y todo costaba alrededor de un dólar -describió-. Dije, está bien, voy a usar estos 20 y voy a probar todo».
Entre los tiendas que la tentaron estaba una «bodega con un congelador enorme lleno de paletas heladas de colores, que aún no había encontrado en Nueva York y las había extrañado durante mucho tiempo».
Zysblat se refería en la entrevista a los populares -y muy a menudo artificiales- popsicles (ice pops, polos, palitos helados o helados de agua) que se venden alrededor del mundo y que consumía en Israel. Pero todavía no se había dado cuenta que estaba por entrar a un mundo distinto.
En aquel negocio, «vi esos sabores que eran como, ¿qué es eso? Una paleta, de mango con chile, otra con leche de cabra y todas estas cosas realmente interesantes que decidí comenzar a probar, y me voló la cabeza».
Al día siguiente compartió los detalles de la experiencia con los dueños del restaurante de cocina francesa caribeña y decidieron probar a hacer sus propias paletas. Tiempo después, cuando Nomi estaba por regresar a Israel, la idea era abrir su propio local en Tel Aviv.
(En la ciudad sobre el Mediterráneo triunfa también una israelí que aprendió en México un arte, no de las paletas sino del cacao).
Nomi pasó un mes y medio en México para capturar «la atmósfera real de cómo se hace la paleta»
«Cuanto más pensaba en la idea de una simple paleta para Israel, más pensaba que era una buena idea y que tenía potencial para niños, adultos y adolescentes», le explicó a la entrevistadora, Jessica Steinberg.
Pero antes necesitaba ir a conocer más sobre esos particulares helados en su lugar de origen. Y pasó un mes y medio en México para capturar «la atmósfera real de cómo se hace la paleta».
«Fui de un lugar a otro y hablé con todos los que pude -apuntó-. Mucha gente estaba muy feliz de mostrarme, algunos estaban menos felices de mostrarme» cómo se fabrican las paletas originales.
También «recorrí un poco de Estados Unidos, negocios que existían en áreas con muchos mexicanos».
En el país latinoamericano, reconoció la chef israelí, aprendió que existen básicamente dos tipos de paletas, las que se elaboran en base a agua y fruta y los -quizás más sabrosos- que se preparan con crema o leche.
«La base de la paletería, al igual que un negocio de falafel en Israel, es que es (una tradición que se pasa) de padre a hijo o de madre a hija», continuó la emprendedora.
«Cada uno tiene su propio estilo y las frutas que le gustan, pero básicamente lo que hay en el mercado» en ese momento, precisó.
«Mi pasión original es y sigue siendo los sabores y la creación»
Ese concepto -el de las frutas de estación como protagonistas– terminó siendo, precisamente, una de las bases de Paletas, el negocio que Zysblat abrió en Tel Aviv y en una década se expandió por todo el país, incluso con presencia en mercados y tiendas de comidas.
Ahora, Paletas tiene sus locales propios y está presente en decenas de tiendas de todo el país. Cuenta con una fábrica de 150 metros cuadrados en Tel Aviv con supervisión oficial kosher y en un mes de verano con mucha demanda produce unas 100.000 unidades.
«Mi pasión original es y sigue siendo los sabores y la creación», aseguró Nomi, quien reveló que sus propios hijos y sus compañeros del jardín de infantes suelen ser los conejillos de Indias de las nuevas paletas, que pueden incluir combinaciones como el Chocolate Mexicano hecho con leche de coco o Sufganiot, justo a tiempo para Janucá.
La idea de Paletas, se lee en el website de la empresa israelí, surgió «de la cultura artesanal mexicana, donde las paletas heladas se elaboran únicamente con frutas frescas de temporada e ingredientes naturales«.
«Les infundimos un espíritu israelí local y sorprendentes influencias internacionales, con énfasis en la calidad, la creatividad y las combinaciones de sabores originales», concluyen.