El pequeño Natan Levy llegó a Israel desde París junto a su madre con apenas cinco años de edad. Instalado en Herzlia, cerca de Tel Aviv, cuando sus compañeros de escuela se burlaban de su baja estatura y de su hebreo con acento francés, no tardó en recurrir a lo que luego lo haría famoso: pelearse a golpes de puño
Pero, antes de convertirse en una de las estrellas nacientes de la Ultimate Fighting Championship (UFC), la empresa de artes marciales mixtas que organiza las célebres peleas en jaulas (conocidas como «octógonos») con millones de seguidores en todo el mundo, Natan tuvo que madurar.
Levy, de 29 años, contó recientemente que el divorcio de sus padres -la razón de la mudanza junto a su madre y hermanos desde Francia a Israel- le resultó «traumatizante», que fue el motivo detrás de las riñas con sus compañeros de escuela «al menos una vez en cada recreo».
A los 13 años buscó un camino para canalizar sus impulsos, y lo encontró en la práctica de las artes marciales. Cuatro años después recibió su cinturón negro en kung fu y a los 18 viajó a Okinawa, en Japón, para obtener su cinturón negro también en karate.
De regreso en Israel, y a sus 22 años, Natan era un prestigioso entrenador de artes marciales. Pero sentía que eso no le alcanzaba, que su mente y su cuerpo pedían desafíos mayores.
Fue entonces que decidió perseguir sus sueños a otro nivel, un escenario internacional para poder mostrar sus aptitudes. Sacó un vuelo hacia Las Vegas, se instaló en la ciudad norteamericana y apostó por entrar al glamoroso, millonario y violento mundo de las peleas de la UFC.
If you have a dream, go for it.
— Natan Levy ✡︎ (@Natan_Levy) November 13, 2020
It won't be easy but it'll be worth it ????????@UFC #Contenderseries #Karate #MMA #UFC #CobraKai pic.twitter.com/2gI9uKZlEL
«Tuve que aprender prácticamente desde cero», confesó Natan en una reciente entrevista con The Schmo, un conocido reportero/personaje que cubre la actualidad del mundo de las artes marciales mixtas.
«Conocía solamente algunas patadas del tipo ‘spinning kicks’, cosas por el estilo, pero no era suficiente, fue como empezar de nuevo con las artes marciales en Las Vegas, como si fuese un cinturón blanco en todas las disciplinas«, recordó.
El esfuerzo valió la pena: en noviembre último le ofrecieron, con apenas cinco días de anticipación, suplantar a un luchador que había enfermado de coronavirus.
Natan estuvo a la altura de la situación y derrotó nada menos que al estadounidense Shaheen Santana, quien venía invicto de la mano de sus habilidades de jiu jitsu y kickboxing.
La victoria de Levy fue todavía más impactante porque, con sus apenas 1,68 de altura, le ofrecía mucha ventaja a Santana, que mide 1,85. Durante el pesaje «parecíamos David y Goliat», bromeó Natan después de la pelea, que se disputó en el UFC APEX, en Las Vegas.
A pesar de la diferencia de altura, «prevalecí, y demostré que no se trata del tamaño del perro en la pelea, sino de la pelea en el perro», dijo el israelí.
Y ahí está @Levy_Natan con técnica y paciencia consiguiendo dormir a Santana #DWCS pic.twitter.com/e8ptXchxtG
— UFC Español (@UFCEspanol) November 11, 2020
Tal fue el asombro por el estilo y contundencia de Levy durante el choque con Santana que el propio Dana White, el mandamás de la UFC, le ofreció inmediatamente un contrato para otras cuatro peleas.
En la entrevista con The Schmo, Natan adelantó que su próximo combate por la UFC se llevará a cabo en marzo próximo.
¿Qué otros planes tiene el luchador israelí? Después de la pelea de marzo, anticipó Levy, «me voy directo a Israel a celebrar Pésaj con mi familia».