Una sala especialmente equipada los espera durante todo el año lectivo y en la época de exámenes. Cuenta con un flamante laboratorio informático, provisto de software y lupas para lectura, espacios silenciosos para estudiar, circuito cerrado de televisión, sistemas para leer las pantallas y de braille.
En la universidad israelí Bar-Ilan, que tiene su sede en Ramat Gan, en los alrededores de Tel Aviv, los estudiantes con dispacidades están realmente «equipados» para avanzar en sus carreras prácticamente como cualquier alumno.
La universidad «atribuye gran importancia a la integración de los estudiantes con discapacidades en el estudio académico y la vida en el campus», explica Sharon Kazhdan, la jefa de la Sección de Apoyo y Accesibilidad Estudiantil Sybil Wigdor.
Kazhdan resalta que la casa de estudios israelí «invierte una gran cantidad de recursos para hacer que el estudio sea accesible e igual para todos, desde proporcionar acceso físico a edificios, ascensores, rampas y sistemas de amplificación para personas con problemas de audición hasta la operación de un centro de apoyo para alumnos en la Oficina del Decano de Estudiantes, que los ayuda de forma individual».
A fines del año pasado, la universidad destacó en su página de Facebook la historia de Amili Targownik, de 24 años, quien está completando su último año de estudios en el programa interdisciplinario de Ciencias Sociales de la Bar-Ilan.
Diagnosticada con parálisis cerebral cuando tenía dos años, Amili es una de los 1.830 estudiantes con discapacidades físicas y de aprendizaje que contaron o cuentan con la asistencia de la sección de Apoyo y Accesibilidad para Estudiantes Sybil Wigdor.
Amili es hija de inmigrantes que llegaron a Israel desde Alemania y Brasil y creció en Munich. Tras finalizar los estudios primarios desmoralizada por el poco apoyo de sus maestros en la escuela alemana, Amili hizo sus estudios secundarios en Nueva York. Y, después de unos estudios preparatorios en Estados Unidos y Alemania, se enroló en la Universidad Bar-Ilan.
«Intelectualmente, estoy bien -cuenta con candidez-. Simplemente no puedo caminar y soy un poco más lenta en algunas cosas».
Decidida a avanzar con sus estudios y explotar su potencial, Amili concurre a la casa de estudios israelí porque «es muy importante para mí asistir a una universidad que me de el apoyo para ayudarme a lograr mis objetivos«.
«Por ejemplo -describe-, necesito más tiempo cuando hago un examen, me lleva mucho tiempo escribir con la mano izquierda, y preciso que alguien se siente conmigo y me ayude, o incluso que me ayude a organizar mis pensamientos».
Kazhdan explica que los alumnos con discapacidades encuentran todo ese nivel de ayuda en la Bar-Ilan.
El Centro de Apoyo al Estudiante «brinda asistencia personal para el estudio en cualquier nivel requerido y sirve como enlace entre los estudiantes y las unidades administrativas y académicas, con el objetivo de facilitar y mediar las necesidades y los requisitos académicos de los estudiantes», indica.
Entre los servicios para estos alumnos se incluyen la asistencia de estudio, como tutoría y tutoría a largo plazo, diseñada para evitar el abandono escolar y promover el rendimiento académico. También la asistencia técnica con lecturas, fotocopias de ponencias, orientación en la biblioteca y transcripciones de conferencias.
Otras ayudas son el asesoramiento y orientación a estudiantes que enfrentan dificultades académicas o administrativas durante sus estudios y apoyo emocional. Esta última sección «sirve como un oído atento a las dificultades de los estudiantes, ya sea debido a problemas académicos o dificultades financieras y, cuando es necesario, los remite a ayuda profesional u otras personas capacitadas» para contenerlos, dice Kazhdan.
«El campus de la universidad es muy agradable y me las arreglo para desplazarme», sigue contando Amili, uno de los mejores ejemplos de integración de estudiantes con discapacidades. En la Bar-Ilan, concluye, «la comunidad, los amigos que he hecho aquí y la Sección Sybil Wigdor me ayudaron desde el primer día que llegué».