El plan para la construcción de dos nuevas estaciones de tren en Jerusalén recibió un nuevo impulso esta semana con la presentación formal del proyecto ante el Comité Nacional de Infraestructura de Israel.
Ahora se espera que el organismo supervisor avance rápidamente con la aprobación del programa, que incluye el desarrollo y apertura de una estación en el centro de la ciudad -cerca de la intersección de las calles Jaffa y King George– y otra en el complejo Khan.
La prensa israelí destacó que la presentación de los planes ante el comité abre el camino a una marcha más rápida del proyecto, ya que podrán pasar por alto la aprobación de planificación local y distrital que habitualmente se exigen para este tipo de construcciones.
Con la eliminación de esos elementos burocráticos para acelerar el plan, se espera que la capital israelí pueda finalmente contar con estaciones de tren estratégicamente ubicadas para acceder a la ciudad desde todo el país por el sistema ferroviario.
Si se aprueba, la plataforma de la estación Jerusalén Central se excavará unos 80 metros bajo tierra, la misma profundidad que las que se encuentran en la estación Navon en la entrada a la ciudad.
Además, contará con una zona pública con estacionamiento para bicicletas y scooters. Sin embargo, la firma de arquitectos Pelleg, a cargo de los planes, adelantó que no habrá nuevos estacionamientos para automóviles, ya que no hay espacio disponible en la zona.
Fácil acceso a los autobuses locales
Se espera que los pasajeros que lleguen a Jerusalén Central tengan fácil acceso a las líneas locales de autobuses y a la Línea Roja del tren ligero en la calle peatonal Jaffa Road.
El proyecto prevé también una extensión posterior de la línea ferroviaria para alcanzar la antigua estación de tren en el área de Malha, una infraestructura que, afirmaron las autoridades, que se completará para el 2030.
Por lo pronto, según los documentos elaborados por el comité de planificación del Ministerio de Transportes, la construcción de la extensión de la línea del tren en Jerusalén tomará unos tres años desde el momento en que reciba la aprobación final.