Según explicó el cofundador y CEO de Bee-io, Ofir Dvash, «podemos producir grandes volúmenes de néctar de diferentes tipos de plantas». Y, a partir de allí, también la miel
Es que la tecnología de Bee-io en cierta forma «imita» el proceso que llevan a cabo las abejas. La empresa también se dedica a producir néctar desde las plantas pero, en lugar de apelar a los insectos para que lo procesen, lo hacen a través de un sistema de bio-síntesis.
«Imitamos el proceso biológico que ocurre en el estómago de una abeja, imitamos sus enzimas, en el laboratorio», dijo Dvash.
Así, esta tecnología israelí no solamente produce miel de calidad -en contraste con aquellas alternativas que se elaboran a partir de alternativas del néctar-, sino que también ayudan a evitar la extinción de las abejas, una especie que, efectivamente, se encuentra en peligro.
Citado por el diario israelí The Jerusalem Post, Dvash dijo que la empresa está en condiciones de producir «cientos de kilogramos de miel por semana».
«Cuando vamos al supermercado y compramos miel de eucalipto, no es 100 por ciento miel de eucalipto: es quizás 20 o 30 por ciento de flores de eucalipto y tal vez flores silvestres, flores de cítricos», apuntó Dvash.
«Imitamos el proceso biológico que ocurre en el estómago de una abeja», explican desde Bee-io
En cambio, «nosotros somos los primeros en el mundo en poder producir miel cultivada que es 100 por ciento monofloral», aseguró.
«Mantenemos las mismas cualidades que tiene la miel natural», afirmó el emprendedor israelí. «Es antibacteriana y nuestra miel también», indicó.
Además, continuó, el producto de Bee-io «tiene diferentes vitaminas, antioxidantes, calcio y muchos más materiales que la miel natural normal, pero carecemos de los malos materiales que son muy comunes» en el resultado del proceso tradicional, como químicos y las toxinas.
La empresa fue creada por Dvash (cuyo apellido, en hebreo, quiere decir justamente «miel»), un ex soldado de operaciones especiales, y su hermana Efrat, biotecnóloga. Tiene su base en Rehovot, unos 20 kilómetros al sur de Tel Aviv.
Los hermanos crecieron en la comunidad rural de Hatzav, en el sur del país, adonde de niños ayudaban a su padre a atraer a las abejas a las plantaciones de tomates en invernadero, para que hicieran su trabajo de polinización.
A pesar de que son percibidas como seres comunes y de población vigorosa, las abejas se encuentran amenazadas por el peligro de extinción, al igual que un tercio de todas las especies de insectos en el mundo.
Entre las principales causas de ese peligro: la falta de flores, el uso de pesticidas y fertilizantes tóxicos no controlados, modificaciones en los suelos y el cambio climático.