Ya existen fábricas que producen bioplásticos a partir de maíz o caña de azúcar, pero una empresa israelí descubrió un sistema más económico que, además, ayuda a reciclar desechos alimenticios que de otra manera pasarían años degradándose en basurales.
TripleW fue fundada en el 2016 por dos emprendedores y amigos de la infancia. Uno de ellos, Amir Oranim, en ese momento era todavía estudiante del Instituto Weizmann, la prestigiosa universidad de Rehovot, pocos kilómetros al sur de Tel Aviv.
Junto a Tal Shapira, Oranim puso en marcha la empresa para ayudar a cuidar el planeta impulsando la práctica del reciclaje a escala industiral. En su caso, convirtiendo los desechos de alimentos en ácido láctico.
Este ácido se utiliza, entre otras cosas, para fabricar artículos de limpieza y cosméticos. Incluso se puede producir plástico biodegradable, lo que representa una alternativa al plástico a base de petróleo, que bastantes problemas está generando al medio ambiente.
Reduciendo costos
Entrevistado por el periódico Globes, Shapira, que se desempeña como CEO de TripleW, dijo que ese ácido «generalmente se produce a partir de ingredientes alimentarios como el maíz y la caña de azúcar, y eso implica altos costos y también requiere tiempo».
La industria de los bioplásticos está viviendo un auge a pesar de esos costos señalados por Shapira. Por ejemplo, Balrampur Chini Mills, una de las mayores empresas fabricantes de azúcar de la India, anunció planes para construir la primera planta industrial de bioplásticos del país.
Balrampur Chini Mills, que ya se dedica al negocio del etanol, producirá los bioplásticos a partir de la fermentación de la caña de azúcar y obtener ácido láctico. La empresa invertirá más de 220 millones de euros para producir 75.000 toneladas anuales de ácido polilactico.
Shapira, por su lado, aseguró que el proceso diseñado por TripleW «reduce el costo de producción del bioplástico en un 30 por ciento o más».
Una «triple victoria»
«Basamos el ácido en desechos que de otro modo se arrojarían a la basura doméstica, se transportarían a vertederos y se dejarían abandonados durante años», enfatizó. De ese modo «conseguimos una triple victoria», agregó el CEO de la firma israelí de bioplásticos.
«Utilizamos -afirmó- residuos de alimentos, producimos plástico y lo hacemos mediante un proceso holístico respetuoso del medio ambiente» y que «reduce las emisiones de carbono».
«Hoy en día, el 80 por ciento de los residuos en Israel se envían a vertederos y se están acumulando», lamentó Shapira.
Según explicó Globes, después de recolectar los desechos, que incluyen restos de frutas, verduras y otros productos alimenticios, el sistema de TripleW inicia un proceso de fermentación con la ayuda de bacterias que descomponen la materia orgánica y producen ácido láctico.
Luego, el ácido láctico se somete a destilación y limpieza, y a partir de ahí ya es apto para diversos usos industriales en diversos campos, precisó el reporte.
Aditivos aromatizantes y bioplásticos biodegradables
En la industria de los alimentos se utiliza como aditivo aromatizante y conservante, mientras que en el negocio de la cosmética y los artículos de tocador se usar como humectante y acondicionador.
Las utilidades no se detienen allí, ya que también sirve para la producción de medicamentos. «Pero el principal beneficio -remarcó el informe- es el hecho de que el ácido es un componente básico para la producción de bioplástico biodegradable».
«Contamos con una planta piloto avanzada en Bélgica y tenemos la capacidad de tratar decenas de toneladas de residuos al día y producir decenas de toneladas de ácido láctico al año», dijo Shapira, según el cual la empresa comenzará sus operaciones de venta en el 2025.