La espectacular venta de la startup Wiz al grupo de Google por 32.000 millones de dólares confirmó que la ciberseguridad se está convirtiendo en «el Wall Street de Israel», la industria que atrae a las mejores mentes tecnológicas del país y a los más ambiciosos.
Alphabet, la casa matriz de Google, anunció la adquisición el martes de esta semana, conmocionando al sector de la alta tecnología y logrando resonancia en los medios de todo el mundo, que se ocuparon de la operación.
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La venta de Wiz, fundada hace apenas cinco años y que se especializa en proteger datos de gobiernos y empresas en la nube informática, ratificó además que el sector de la ciberseguridad es uno de los principales motores de la economía israelí.
Wiz «eleva las aspiraciones de los emprendedores israelíes a un nuevo nivel», señaló el portal Ctech. El CEO de Wiz, Assaf Rappaport, «una estrella en ascenso de la industria cibernética» brindó «una visión de lo que la ciberseguridad podría convertirse en Israel», añadió.
De Wall Street a Tel Aviv
La nota recordó una frase de Rappaport: «en Estados Unidos -señaló el emprendedor-, los mejores graduados universitarios van a trabajar en el sector financiero, que es un símbolo del país: la ciberseguridad se está convirtiendo en el equivalente de Wall Street de Israel».
«Si bien los fundadores de startups son conocidos por su imaginación y ambición, muchos necesitan modelos a seguir, puntos de referencia y umbrales para superar», destacó la autora del artículo de Ctech, Sophie Shulman.
Y la venta de Wiz a Google por 32.000 millones de dólares, agregó, establece precisamente «un nuevo estándar para lo que pueden lograr los empresarios israelíes».

Según Shulman, este «este momento histórico no solo es significativo para los vendedores» de startups, «sino que también marca un cambio en la percepción entre los compradores».
Los accionistas más grandes de Wiz, subrayó, «incluyen las principales empresas de capital de riesgo de Silicon Valley, desde Sequoia hasta Andreessen Horowitz, que ahora están viendo rendimientos sin precedentes de veinte veces o más sobre su inversión».
Además, se debe notar que, «por supuesto, Google «no planeó anunciar la adquisición de Wiz el mismo día en que Israel regresó a la guerra en Gaza». En ese sentido, «el momento, y el hecho de que Google continuó con el acuerdo independientemente, es revelador».
El timing de la operación «envía una señal a muchos inversores mundiales»: todavía «pueden ocurrir movimientos comerciales significativos en Tel Aviv», el corazón económico del país, «a pesar de la turbulencia política en Jerusalén», la capital y sede del gobierno.
El «factor 8200»
Por su parte, un análisis del diario Times of Israel recordó la importancia del «factor 8200» en este imparable auge. Es que muchas de las startups de ciberseguridad son creadas por ex soldados y oficiales de la mítica Unidad 8200 de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
Esos futuros emprendedores pasan varios años de su juventud aprendiendo a desarrollar y trabajar con la más sofisticada tecnología en esa unidad, que se dedica a producir inteligencia de alto nivel para el ejército.

Sharon Wrobel, la autora del artículo, apuntó que la famosa unidad de inteligencia «construyó un historial de producir emprendedores seriales de tecnología y fundadores de startups, incluidas Networks Nice, Palo Alto, Cybark y Waze».
Enfrentando desafíos a los 18 años
Citado por el diario, uno de los fundadores de Waze, Uri Levine -que desde entonces se convirtió en un gurú del negocio de la alta tecnología-, aseguró que detrás del éxito de los creadores de Wiz se encuentra su experiencia en la unidad 8200.
«Las habilidades adquiridas durante el servicio militar en Israel también sirven al ecosistema de las startups», siguió dijo Levine. «No tiene tanto que ver con la tecnología: se trata de madurar y enfrentar desafíos que nadie más en el mundo tiene que lidiar a los 18 años».
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Esos chicos y chicas en las oficinas de inteligencia de las FDI tienen que «establecer liderazgo, construir equipos y comprender que renunciar no es una opción «.
Posiblemente, completó Levine, «ese es el diferenciador más significativo» entre el ecosistema israelí y el de Silicon Valley», la meca de la alta tecnología en California, en Estados Unidos.