Mientras se espera conocer el efecto de la decisión -de último momento- de cancelar todos los aranceles sobre las importaciones estadounidenses, el gobierno de Israel entró en acción para moderar el impacto de las tarifas del 17 por ciento impuestas por el presidente Donald Trump.
En efecto, Trump anunció el miércoles de esta semana una batería de aranceles sobre los productos de gran parte del mundo, incluyendo una tasa que quedó en el 54 por ciento total para China y un 20 por ciento para la Unión Europea (UE).
Más abajo quedó Israel, que recibió un arancel del 17 por ciento, obviamente más bajo que las tarifas sobre China o la UE, pero que están más arriba que el 10 por ciento para Turquía, Brasil o los Emiratos Árabes Unidos.
Las autoridades de Pekín ya respondieron que tomarán represalias con un impuesto adicional del 34 por ciento sobre los productos estadounidenses a partir de la próxima semana (un anuncio que provocó una nueva caída en los mercados europeos).
Israel, por su parte, no puede darse el lujo de declararle una guerra económica a Estados Unidos, su principal socio comercial y mayor aliado político en el mundo, además de proveedor clave de tecnología militar.
El día anterior a la declaración de Trump, el ministro de Finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, anuncio la firma de la abolición completa de los aranceles locales sobre las importaciones estadounidenses.
También se puso en marcha una ampliación de la reforma de las importaciones para incluir las normas estadounidenses.
«Sin embargo –lamentó el periódico israelí Globes-, el gobierno tomó estas medidas en el último minuto«. La cancelación de los aranceles por parte de Israel «se produjo en vísperas del anuncio de Trump y todavía requiere una legislación en la Knesset».
Según Globes, el Ministerio de Finanzas estima que Estados Unidos «está dispuesto a negociar con varios países para reducir los aranceles», pero siempre con un piso mínimo del 10 por ciento.

Smotrich y su equipo, siguió el portal, están evaluando la magnitud de los daños que pueden provocar la decisión de Trump sobre las tarifas y mantienen conversaciones con los representantes de varios sectores de la economía israelí.
El impacto potencial «es extremadamente significativo», señaló el periódico israelí, en especial considerando que un arancel del 17 por ciento sobre el volumen de las exportaciones de bienes de Israel a Estados Unidos (unos 17.300 millones de dólares en el 2024) equivale a un costo anual potencial de aproximadamente 2.900 millones.
Globes destacó que los aranceles se aplican principalmente a bienes y no a servicios, por lo que estas exportaciones, principalmente de alta tecnología y que ascendieron a 16.700 millones de dólares en el 2024, «no se verán directamente afectadas» por las tarifas.
«El mundo entero va a sufrir estos aranceles, por lo que Israel, que exporta bienes y servicios, por supuesto sufrirá, pero tenemos que verificar la elasticidad de los bienes exportados para conocer el impacto de estos aranceles», señaló por su parte la profesora Elise Brezis, de la Universidad Bar-Ilan.
Entrevistada por el portal británico Jewish Week, la experta estimó que el cálculo inicial realizado por Estados Unidos para establecer los nuevos aranceles podría modificarse en base a la proporción de bienes y de servicios en el flujo comercial.
Brezis se mostró optimista en ese sentido y vaticinó que los aranceles para Israel podrían caer hasta el 10 o el 11 por ciento «en las próximas semanas».
«Todo el mundo se pregunta sobre la forma en que Estados Unidos calculó estos aranceles, así que supongo que este fue un movimiento táctico» de la Casa Blanca, agregó Brezis.
El objetivo de Trump, un mandatario que viene del sector empresarial y se jacta de sus habilidades de negociación, es que «la mayoría de los países reduzcan algunos de sus aranceles», completó la profesora israelí.