Uno de los más famosos cantantes de reggaetón, el puertorriqueño Don Omar, acaba de firmar un acuerdo por «múltiples años» con la productora Saban Music Group (SMG), encabezada por un millonario israelí con una singular historia en la industria del entretenimiento
A través de un comunicado, SMG informó que selló «una alianza estratégica» con el cantante, al que presentó como «el rey indiscutido» del reggaetón, una de las músicas bailables que arrasan a nivel global desde hace años.
«Más que una estrella, Don Omar es un símbolo de la música en las dos últimas décadas, un artista que marcó por siempre el ritmo del género urbano en español», afirmó el hombre al mando de SMG, Haim Saban.
«Sin su carismática presencia en el escenario, sus grandes habilidades como compositor y su poderosa voz, la música latina sería completamente diferente hoy en día, y nos sentimos honrados de unir fuerzas con él», completó el empresario, nacido en la ciudad egipcia de Alejandría en 1944.
Don Omar le devolvió la gentileza declarándose «muy entusiasmado de hacer equipo con Saban Music Group y de contar con el respaldo y la experiencia artística y empresarial de Haim».
Además de Don Omar, el sello de Saban cuenta con uno de los sucesos de la música israelí, el duo Static & Ben El
SMG, que tiene oficinas en Los Angeles y en Nueva York, fue fundada recién en el 2019 por Saban. Entre sus artistas se destacan Don Omar y otras estrellas de la nueva oleada de música tropical urbana, como la también puertorriqueña Chesca, y la cantante francesa Marie Monti.
La productora cuenta también con un número israelí, el duo Static & Ben El, que combina pop con música oriental judía y hip hop, una mezcla que los convirtió en una sensación en el país y les abrió las puertas internacionales.
Saban, por su lado, amasó una fortuna de alrededor de 3.200 millones de dólares, un monto que lo ubica entre las personas más ricas de Estados Unidos.
Sus comienzos, sin embargo, fueron modestos. Diez años después de llegar a Israel con su familia desde Egipto, Saban se integró en 1966 como bajista a una de las primeras bandas de rock del país, los psicodélicos Ha’Ariot (Los Leones, conocidos también como Los Leones de Judá).
Luego de sumar un miembro británico a sus filas, Dave Watts, Los Leones salieron a tocar en Londres, donde Saban arrancó una carrera internacional como músico y productor que lo llevaría primero a Francia y luego a Estados Unidos.
El golpe de suerte llegaría, precisamente, en tierras norteamericanas, cuando Saban comenzó a incursionar como compositor en el mundo de las bandas de sonido y canciones de series animadas de televisión.
Saban tiene una estrategia de 50/50: por cada dólar donado en Estados Unidos, un dólar donado en Israel
Años después, el israelí-estadounidense está acreditado como coautor de unas 3.700 melodías y partituras, incluidos algunos de los temas de las animaciones infantiles más conocidas de la década de 1980, entre ellas clásicos como «Inspector Gadget» y «He-Man».
Algunas fuentes en la industria aseguran que no todas esas canciones fueron compuestas por Saban, sino que se trata de composiciones encargadas a músicos desconocidos a cambio de una tarifa única por los derechos, «un acuerdo común en Hollywood», según destaca la prensa especializada.
De todas maneras, las series infantiles resultaron la clave de la fortuna para el israelí: a mediados de los ’80, Saban adquirió en Japón los derechos de los «Power Rangers» y, después de varios intentos frustrados, los hizo aterrizar en Estados Unidos de la mano de Fox Kids Network.
Esa serie japonesa -gracias a los derechos televisivos y a las ganancias en merchandising- le generaron a Saban cientos de millones de dólares, algunos de los cuales invirtió en causas filantrópicas, muchas de ellas en Israel.
La «estrategia básica» de esos aportes «es 50-50: es decir, por cada dólar que damos en Estados Unidos, damos un dólar en Israel«, explicó el magnate en una entrevista con The Hollywood Reporter.