El desperdicio de alimentos es un tema grave e importante en el marco del cambio climático. Una startup israelí apuesta a ayuda en ese frente con un sistema para convertir los deseschos de comida… en plástico biodegradable.
TripleW, que tiene su base en Netanya, en el centro de Israel, anunció esta semana que obtuvo otros 16,5 millones de dólares en una nueva ronda de inversiones para desarrollar su tecnología, que produce ácido láctico de alta pureza por fermentación.
El ácido láctico es un compuesto químico fundamental en numerosos procesos bioquímicos alredededor de nuestras vidas y que la empresa obtiene del tratamiento de los residuos orgánicos.
Con ese producto se puede desarrollar el bioplástico conocido como PLA, que es un material biodegradable y compostable.
Pero el ácido láctico tiene también aplicaciones en las industrias de los alimentos y bebidas, cuidado del hogar e higiene personal y en negocios como saneamiento y descalcificación.
«Estamos en una posición única para mitigar los efectos del cambio climático al descarbonizar los alimentos y los desechos plásticos a gran escala», dijo el director ejecutivo de TripleW, Tal Shapira, al comentar los resultados de la ronda de financiación.
Según un informe de la organización sin fines de lucro Leket Israel, que rescata comida en buenas condiciones para que no termine en los basurales, solamente en el país se registraron 2,6 millones de toneladas de alimentos desperdiciados en el 2021.
Pasar de una «escala de demostración a una escala comercial»
Se trató del 37 por ciento de la producción de alimentos nacional, con un valor aproximado de 21.300 millones de shekels (más de 5.800 millones de dólares).
El diario israelí Jerusalem Post reportó que TripleW tiene la intención de utilizar su último financiamiento para «hacer crecer sus equipos» de ingeniería y de Investigación y Desarrollo (I + D) para crear proyectos a gran escala y «ofrecer su tecnología para reducir el desperdicio de plástico y alimentos».
La tecnología es relativamente sencilla (los desechos de alimentos se fermentan utilizando microorganismos que producen el ácido láctico, que luego se separa a través de varios pasos de purificación), pero necesita de un sistema de producción a gran escala para ser rentable.
Shapira remarcó que la tecnología de TripleW demostró «el poder de la economía circular para mejorar la sostenibilidad de las infraestructuras de gestión de residuos existentes al tiempo que aumenta sus ingresos y rentabilidad».
Los nuevos fondos, continuó, permitirán a la empresa hacer crecer su sistema y pasar de una «escala de demostración a una escala comercial, mediante la transformación» de sus instalaciones de gestión de residuos.