Una startup de Karmei Yosef, en el centro de Israel, está desarrollando una versión en laboratorio de la proteína que permite a ciertos insectos ser extraordinariamente flexibles. Y quieren usar el resultado para construir su próximo teléfono celular.
Los expertos de Smart Resilin afirman que, además de los celulares, su producto puede tener un importante impacto como alternativa de otros ingredientes industriales que se encuentra detrás del cambio climático y sus preocupantes efectos.
Fundada en el 2017, la startup está diseñando genéticamente la proteína conocida como resilina, el material más elástico de la Tierra que, por ejemplo, permite que una pulga salte 100 veces su propia altura o que las libélulas agiten sus alas 30 veces por segundo.
La resilina puede ser una alternativa económica, eficaz y sostenible al vidrio ultrafino o al plástico especial que actualmente utilizan Samsung, Lenovo o Motorola para las pantallas de sus teléfonos plegable, señaló el portal israelí NoCamels.
«Usamos técnicas de ingeniería genética para tomar el ADN que lo codifica»
Entrevistada por el periódico de temas tecnológicos, la CEO de Smart Resilin, la doctora Liron Nesiel, se declaró lista para «traer este increíble material a la industria».
«No matamos insectos para sacarles la resilina -explicó Nesiel-. Usamos técnicas de ingeniería genética para tomar el ADN que lo codifica y lo introducimos en células bacterianas que producen la resilina mediante un proceso de fermentación».
Se trata, «por definición, de un proceso circular, ecológico y escalable», destacó la científica y emprendedora.
Para darle la fuerza que necesita, además de la flexibilidad, la resilina, derivada en este caso de la mosca de la fruta o drosófila, se combina con nanocristales de celulosa, generalmente derivados de la pulpa de madera.
Juntos, apuntó NoCamels, crean un material que será perfecto en todos menos en un aspecto importante: «no es resistente al agua, en su forma actual», aunque «los investigadores confían en que es un problema que pueden resolver».
Puede reemplazar el plástico, el nylon y el caucho en muchos productos
Nesiel señaló que su producto «es un compuesto de azúcar y proteína y es soluble en agua». La pantalla de los teléfonos celulares «está construida a partir de capas, por lo que el primer paso es usarla en la capa interna pero no en la externa», comentó.
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De todas maneras, la resilina que desarrollaron en Karmei Yosef tiene muchas aplicaciones más allá del posible teléfono con «insectos», desde adhesivos elásticos a artículos deportivos, pasando por productos para alisado de cabello e impresión 3D.
La resilina puede reemplazar el plástico, el nylon y el caucho en muchos productos. Como una proteína degradable no tóxica, los productos a base de resilina son además beneficiosos para el medio ambiente.
A principios de este año, la startup israelí firmó un acuerdo con la empresa europea Acies Bio para fundar una joint venture para llevar al mercado una resilina de múltiples implementaciones en diversas industrias.
«Ahora Smart Resilin puede poner en práctica su exitosa prueba de concepto y convertirse en un punto de inflexión para múltiples aplicaciones», afirmó Nesiel en un comunicado que las dos empresas difundieron en aquel momento.
El CEO de Acies Bio, Stefan Fujs, destacó por su parte que «empresas de todo el mundo están buscando formas prácticas, fáciles y comercialmente disponibles de hacer que sus productos y procesos sean amigables con el medio ambiente» mientras mantienen una alta calidad.