Nathan Shabot es un ingeniero civil mexicano y uno de los orgullosos fundadores de Leapfrog Innovation Powerhouse (LIP), una «boutique de innovación» cuyo nombre apela al concepto de «leapfrogging» o saltitos de rana, los pequeños y constantes avances que permiten a una empresa o industria mantenerse al frente en tecnología y negocios.
Shabot pasó en marzo último por Jerusalén para participar del summit de OurCrowd, la plataforma israelí de crowdfunding que en los últimos seis años recolectó más de mil millones de dólares para las startups con las que trabaja.
A Jerusalén, Shabot trajo una delegación de más de cuarenta emprendedores, inversores y corporativos mexicanos, interesados en conocer el ecosistema de la Start Up Nation. Allí conversó con IsraelEconómico.
Con LIP, explicó Shabot, «lo que buscamos es hacer el ‘leapfrog’ de México y América Latina hacia el mundo de la innovación y la tecnología, buscamos agregar valor a los principales jugadores del ecosistema de innovación, sean emprendedores, corporativos o capital».
El ingeniero mexicano contó que, con ese objetivo, ofrecen «business development, con diferentes tipos de soluciones y apoyos para los emprendimientos, corporate innovation y venture capital». Es en este último sector que desde hace algunos meses cuentan con un partnership con OurCrowd.
«Ya tenemos algunos años participando del ecosistema de innovación de Israel y ahora pusimos en marcha este proyecto de mayor calado», señala. «Nosotros trabajamos con startups israelíes, hacemos alianzas con ellos para que lleguen a México y lleven sus tecnologías y sus productos al mercado mexicano», añadió Nathan.
– ¿Trabajan también con startups mexicanas?
– Sí, también estamos involucrados en proyectos con startups de México y de la región. De hecho pretendemos traer algunas de esas empresas para que, en este caso, las evalúe OurCrowd para ver si interesa invertir en ellas.
Este «leapfrog» que queremos generar en bi-direccional: invertir en empresas israelíes, porque este es uno de los hubs más importantes del mundo, pero, además, la intención es acercar el ecosistema de innovación y llevar cosas de aquí para allá, y eventualmente startups de allí para acá.
Nosotros pensamos que la innovación es un tema de conectividad. En muchos lugares se desarrollan soluciones que tienen usos o necesidades en otros lugares del mundo. Eso es lo que buscamos hacer, ser un nodo de conectividad, en capitales, en innovación corporativa, y en términos de servicios profesionales y de business development.
– ¿Cómo describiría el ecosistema de innovación en México?
– En México existen algunos fondos de venture capital, es un mercado que se está desarrollando. Al inversionista mexicano le hace falta especializarse en este tipo de activo. Pero sí existen, y conocemos muchas startups mexicanas que están teniendo un buen desempeño. Y es, definitivamente, un ecosistema que se va a tener que desarrollar.
Lo que buscamos es que se desarrolle de manera acelerada.
– ¿En qué aspectos puede el ecosistema israelí servir de ejemplo para acelerar ese desarrollo en América Latina?
– En ecosistemas desarrollados, como puede ser el de Israel, lo que ayuda mucho es que todas las piezas están alineadas: gobierno, academia, inversión privada. Lo que estamos tratando de lograr en México es que se alineen allí también esas piezas, que el gobierno haga lo que tiene que hacer para permitir que el ecosistema florezca.
En México sí existen fondos que invierten en startups mexicanas, pero son muy escasos. Diría que todavía tenemos que ir un paso atrás, a la educación y la academia, porque esto se inicia desde la educación científica, la educación para el emprendimiento, desde cómo formar este tipo de proyectos.
Israel ha sido ejemplar porque, como su mercado es muy pequeño, ha tenido que desarrollar productos para todo el mundo. Y además no tiene recursos naturales suficientes. Eso ha hecho que los israelíes tengan que pensar soluciones globales. Y a veces ese tipo de mentalidad es lo que hace falta en México para pensar soluciones globales. No digo que no exista, claro que las hay, pero son más contadas
– ¿Que falta en América Latina para que lanzarse con un startup sea algo «natural» como lo es en Israel?
– Hace falta la parte de educación, el nivel de importancia que hay que poner en este tema. La innovación tiene la capacidad de transformar economías. Y lo hemos visto claramente en Israel y hay otros ejemplos en el mundo. Pero, además de transformar la economía, la innovación soluciona problemas del ser humano, nos hace vivir mejor. Eso es indispensable meterlo en cualquier profesión, pensar ‘¿qué tengo yo para aportar, para generar una solución que haga vivir mejor a las personas?’.
– ¿Existen en América Latina las condiciones para dar un «leapfrog» en materia de innovación?
– Hace siete años Jerusalén estaba lejos de ser un hub de innovación. Y hoy está entre los primeros treinta lugares del mundo, en pocos años… ¡Claro que se pueden dar las condiciones!. Pero es indispensable que se promuevan y se incentiven de la manera adecuada.
– ¿Cuáles serían esos incentivos?
– Los incentivos son academia, empujar a la sociedad más hacia carreras ligadas a la ciencia. Química, física, matemáticas, biología… esas son las semillas de la innovación. Inclusive, previo al tema de ingeniería, se necesita énfasis en las ciencias básicas, que es de donde salen las ideas que luego dan lugar a las startups.
Siempre en el ámbito de la enseñanza, se debe incentivar también la educación científica de los niños y orientar a la academia, porque un emprendedor necesita muchas piezas en su formación para poder lograr ensamblar un emprendimiento, se le deben ofrecer conocimientos de marketing, contabilidad, finanzas, diseño de productos.
Y la parte gubernamental es indispensable, para dar apoyo y llenar los huecos que el sector privado no cubre.
Con esos dos elementos ya cambia el escenario. Y el tercer elemento es el propio sector privado: cuando hay proyectos que tienen sentido y tienen el apoyo e incentivo del gobierno, entonces el sector privado participa, le gusta participar.
– Y en ese escenario, ustedes quieren actuar como nodo de conexión…
– Así es. Nosotros queremos acercar a México y a América Latina a los ecosistemas de innovación, en todas las formas posibles, en una relación bidireccional, por que hoy, en el mundo de los negocios, los ecosistemas cerrados se mueren. Es, al fin y al cabo, una cuestión de conectividad.