Navegando en el medio de complicadas relaciones internacionales, muchas veces dejando de lado ideología y política, Israel y China vienen construyendo desde hace ya varios años, y de manera bastante silenciosa, una creciente relación económica y comercial, un lazo que puede tener enorme importancia para el futuro de ambas naciones milenarias.
Semana tras semana, esta relación trae novedades, desde las noticias sobre el interés de compañías chinas por renovar el puerto de Haifa al anuncio de nuevas rutas aéreas bilaterales, pasando por las incontables empresas israelíes que salen a participar de negocios en Shanghai.
En algunas ocasiones, esta relación despertó los recelos de Estados Unidos, el principal socio de Israel en la arena internacional, a causa de las tensiones comerciales entre Washington y Beijing. Pero ni siquiera eso detiene la marcha de esta corriente de negocios e inversiones.
Según las numerosas fuentes de estadísticas que buscan darle magnitud a esta relación, el comercio entre Israel y China pasó de apenas 50 millones de dólares en sus inicios (Beijing y Jerusalén establecieron lazos diplomáticos en 1992) a 10.000 millones de dólares en el 2013.
Se estima que China es el mayor socio comercial de Israel en Asia y el tercero más grande del mundo, después de la Unión Europea y Estados Unidos. Según el Instituto para las Exportaciones de Israel, solamente el año pasado, las exportaciones de componentes electrónicos a China «aumentaron en un 80 por ciento».
Y, según un reporte del American Enterprise Institute, citado por la radio estadounidense NPR, las inversiones y las construcciones chinas en Israel superaron los 12.000 millones entre el 2005 y el 2019.
Entrevistada por IsraelEconómico, la directora de Desarrollo de la Israel Commerce Union (ISCU), Toel Dahan, destacó que el comercio de bienes más «tradicional» viene creciendo «de manera sostenida por muchos años».
La ejecutiva de la ISCU, una de las organizaciones más activas en el terreno de la promoción de los lazos bilaterales, señaló además que las «necesidades de modernización industrial de China» son la principal razón detrás de la creciente importancia que Beijing está otorgando a la industria israelí de la alta tecnología.
Junto a las exportaciones tradicionales de alimentos y diamantes, en los últimos años se despachan desde Israel cada vez más «productos de alta tecnología como semiconductores, dispositivos médicos y manufacturas inteligentes», indicó Dahan.
«Hoy por hoy -siguió Dahan-. la cooperación científica y tecnológica son los sectores más importantes» en la relación bilateral. Como un centro gigantesco de la manufactura, «China tiene una necesidad urgente de modernización industrial», y es allí donde entran las firmas israelíes, señala.
Dahan aseguró que, «como una potencia de innovación de renombre mundial, la industria de alta tecnología de Israel y el mercado chino son altamente complementarios, especialmente en agricultura, energía, atención médica, fabricación avanzada, entre otros».
«La presencia de la tecnología avanzada de Israel se ampliará aún más en el enorme mercado de China, y su valor será inconmensurable», estimó la directiva de ISCU, que tiene su base en Hong Kong desde el 2016 y se presenta como un promotor del «nuevo puente» económico y de innovación entre los dos países.
Cuando se le consultó sobre el futuro de esta relación, la ejecutiva dijo que, en los próximos años, «el mayor desarrollo entre China e Israel también será la cooperación científica y tecnológica, y el alcance y la escala de la cooperación científica y tecnológica y los intercambios entre las dos partes continuarán expandiéndose».
Los lazos entre Israel y China vienen siendo objeto de numerosas investigaciones y reportes de centros de estudios. Uno de ellos, publicado en agosto último por el Institute for National Security Studies (INSS), que tiene su base en Tel Aviv, recordó que los dos países «tienen aproximadamente 70 años, cada uno es la patria de una antigua nación, tiene un rico patrimonio histórico y encarna el inmenso orgullo nacional de sus ciudadanos».
Para el INSS, las relaciones políticas y las conexiones económicas y culturales entre los dos países «se han desarrollado rápidamente durante la última década, pero en términos históricos esta es una relación muy joven».
«Los dos países apenas comienzan a conocerse, sin relaciones profundas, diversas y de largo plazo detrás de ellos, en comparación con las relaciones de Israel con los Estados Unidos o incluso con Europa», indicó el informe.
Pero las autoridades y las organizaciones económicas de Israel y China parecen decididas a que esas relaciones pasen rápidamente a un nivel superior, comparable al de los lazos con Estados Unidos o Europa.