El reciclado de los productos plásticos que tanto contaminan el planeta y su medio ambiente es una tarea gratificante y ejemplar, pero con un gran problema: apenas el 9 por ciento del volumen total es efectivamente reutilizado porque el resto es «sucio» y cuesta demasiado dinero tratarlo
Sin embargo, una empresa israelí con base en Beit Shean, en el norte del país, salió al mercado con una innovación tecnológica que promete poner fin a este problema, el de reciclar los plásticos… que nadie quiere reciclar.
La startup Alkemy fue fundada en el 2016, y en los últimos días completó una ronda de colocación privada de acciones desde su base canadiense en la ciudad de Toronto.
El año pasado ya había recolectado tres millones de dólares en otra ronda de financiación para completar diez millones en inversiones.
Además del problema de la «suciedad» contaminante, el precio del plástico cayó a niveles tan bajos en los últimos años que muchas empresas prefieren no dedicarse a un negocio que prácticamente no es redituable.
Al ser un reciclaje económicamente viable, «ya no hay excusas» para seguir contaminando
Alkemy, por su parte, «encontró una manera de hacer económicamente viable el reciclaje de plástico sucio para que no haya excusas» para la existencia de montañas de desechos que contaminan el planeta, afirmó Noah Hershcoviz, uno de los managers de A-Labs, la empresa que manejó la colocación de acciones.
El proceso de reciclado en la planta de Alkemy en Beit Shean empieza con desechos post-consumo domésticos y también del sector de la agricultura, adonde el plástico es un elemento clave para la producción de varios tipos de vegetales.
Las montañas de bolsas y envoltorios de comidas -entre los más comunes desechos de este tipo- se convierten en cubos compactados que pueden incluir un 50 por ciento de plásticos «puros» y otro tanto de materiales no reciclables.
Una vez que entran a las maquinarias de la planta, los cubos comienzan el proceso automático y computarizado de lavado y desmenuzado y un sistema de centrifugado que separa los elementos contaminantes. El plástico limpio pasa luego a un equipo de secado.
«Todo el agua que se utiliza durante el proceso también es reciclado», aseguran desde la empresa israelí. Además, señalan, el proceso no incluye elementos químicos.
Una opción «económicamente atractiva» para la industria de la construcción
Al finalizar el recorrido por las maquinarias de lavado y secado, el plástico limpio es homogeneizado, controlado y convertido en membranas para la industria de la construcción.
La idea detrás de Alkemy es tomar el plástico «sucio» que nadie quiere reciclar y convertirlo en productos de alta calidad, en particular las membranas que se utilizan para el sellado de superficies en la construcción de edificios y otras infraestructuras.
El plástico, en este caso reciclado, es ampliamente utilizado en el sector de la construcción debido a sus características únicas como rentabilidad, aislamiento eficaz, resistencia al agua y a la corrosión, su bajo mantenimiento y sustentabilidad.
«Por lo tanto, esto ha convertido al plástico en una opción económicamente atractiva en todo el sector de la construcción» dice Alkemy en su sitio de internet.
«Nuestro método de reciclaje es un proceso único de un solo paso ‘desde el residuo al producto’, que reduce significativamente el consumo de energía, minimiza la CFP (huella de carbono) y reduce el uso de recursos naturales», completa la startup.