En sus plantaciones que se remontan a la época en que la tierra de Israel estaba bajo control otomano, la familia Ben Dor se dedica a cultivar las mejores frutas. Pero, últimamente, refinaron su producción y se enfocan en crear… nuevas frutas.
Desde las tierras de Frutas Ben Dor, en el extremo norte de Israel, salieron, por ejemplo, las ya reconocidas peras Eden Gold, que la empresa exporta a numerosos países.
Esas frutas híbridas se posicionaron, en particular, gracias a su resistencia al estrés del calor y al «fuego bacteriano», una enfermedad que afecta a las plantas de la familia de las rosáceas, como el manzano y el peral.
Solamente en Estados Unidos, se estima que el «fuego bacteriano» causa pérdidas económicas por alrededor de 100 millones de dólares anuales.
Además de las peras Eden, los expertos de este vivero desarrollaron también dos impactantes tipos de nuevas ciruelas.
Se trata de la ciruela sandía y la ciruela granada, conocida por su marca que combina los nombres de las dos frutas en inglés: «plumegranate».
«Ambas variedades -aseveró la revista israelí NoCamels- son más jugosas, dulces y crujientes en comparación con sus contrapartes convencionales». Y la «plumegranate» tiene un contenido de antioxidantes tres veces superior al de la granada
Los Ben Dor, «como muchos agricultores, cruzan sus frutas para desarrollar cultivos con propiedades más atractivas, como mejor sabor y rendimiento y un mayor contenido de azúcar», señaló la revista. «Pero lo mejor -destacó- es que muchas de estas frutas híbridas son resistentes al cambio climático«.
Se tarda por lo menos quince años en desarrollar una variedad «ganadora»
El vivero existe desde 1884, pero solo recientemente se concentró en «el desarrollo de frutas extrañas e interesantes que son resistentes a las condiciones climáticas cada vez más intensas», continuó el reporte.
Su programa de cruza de especies de frutas existe desde hace cuarenta años, pero el negocio, agregó NoCamels, «comenzó a desarrollarse realmente durante la pandemia de COVID-19, cuando las exportaciones cayeron».
En todo caso, «la clave está en presentar un sabor y una experiencia gastronómica únicos, con variedades adaptables a los climas de todos los continentes», aclaró Ido Ben Dor, el CEO de la compañía.
Hablando con la revista especializada Fresh Plaza, el productor israelí apuntó lo que más «importa» a la dirección del vivero: «nuestras nuevas variedades deben ofrecer buenos rendimientos, resistencia a las enfermedades y adaptabilidad al estrés climático, incluyendo olas de calor prolongadas».
Ido reveló que se tarda «unos quince años» en conseguir una «variedad ganadora» en el terreno de las frutas híbridas.
«Estamos desarrollando y probando variedades inicialmente para entornos duros y un clima cálido, pues es más rápido encontrar tolerancia al cambio climático que estamos experimentando», explicó.
«Nos centramos en el sabor para mejorar la experiencia de consumo»
Otro de los principales objetivos es «desarrollar la resistencia a bacterias, virus y plagas», añadió el empresario agrícola, quien adelantó que el vivero tiene «varios proyectos interesantes en marcha».
Junto a las variedades de ciruelas Sandía y «plumegranate», la firma cuenta con «nectarinas de pulpa roja, con un sabor muy rico».
Y ese es, justamente, el secreto del negocio. «Nos centramos en el sabor para mejorar la experiencia de consumo, para conseguir que el cliente final vuelva a comprar el producto, se comprometa con la variedad, la familia y la marca».
Según afirmó Ido, una vez que los consumidores en Israel, Estados Unidos, Sudáfrica, la India, Italia o Francia conoce y saborea sus productos, «es más fácil que vuelva y compre más».