La firma israelí Remilk, que produce leche a partir de un sistema de fermentación, sin necesidad de ordeñar vacas, anunció que construirá una fábrica gigante, de unos 70.000 metros cuadrados, en un terreno que acaba de adquirir en Kalundborg, en Dinamarca
Se trata de un «hito importante» que «demuestra el liderazgo continuo de Remilk» en el terreno de los productos lácteos «libres de animales» pero «idénticos a sus similares tradicionales» que, además, están libres de lactosa, colesterol y hormonas, dijo la empresa desde Tel Aviv, donde tiene su base.
El sistema de fermentación, remarcaron, «elimina la dependencia de la cadena de suministro de productos lácteos en los animales».
Remilk, dijo el fundador y CEO de la empresa israelí, Aviv Wolff, se comprometió a «reinventar nuestra industria láctea de una manera amable y sostenible».
«Eliminar la necesidad de animales en nuestro sistema alimentario es la única forma de satisfacer la creciente demanda en nuestro mundo, sin destruirlo en el proceso», apuntó Wolff, según el cual Remilk elabora productos lácteos «deliciosos y asequibles que enviarán a las vacas a una jubilación anticipada«.
A través de un comunicado, Remilk precisó que la fábrica se levantará dentro del Symbiosis Project, un ecosistema industrial sostenible en Kalundborg, con apoyo de la ciudad y del gobierno danés.
De hecho, el alcalde de la ciudad, Martin Damm, dijo que la municipalidad «espera dar la bienvenida» a Remilk y aseguró que el perfil de la compañía israelí «encaja perfectamente» con el criterio local de sostenibilidad y con el resto de participantes de la Ciudad Biotecnológica del Symbiosis Project.
«Estamos cumpliendo nuestra promesa de reducir drásticamente el impacto devastador de la industria alimentaria» en la Tierra
El proceso de elaboración de los productos de Remilk comienza con el «copiado» del gen responsable de la creación de proteína de la leche en las vacas y, luego, su «inserción» en levadura.
Luego, el gen actúa como un «manual de instrucciones» que «muestra» a la levadura «cómo producir nuestra proteína de una manera altamente eficiente», señalan los expertos de la firma israelí en su website.
El siguiente paso es colocar la levadura en fermentadores, «donde se multiplica rápidamente y produce proteínas lácteas reales, idénticas a las que producen las vacas, que son los componentes clave de la lechería tradicional que conocemos y amamos».

«Estas preciosas proteínas se combinan luego con buenas vitaminas, minerales y grasas y azúcares no animales (por lo tanto, sin colesterol ni lactosa) para formar todos los productos lácteos imaginables«, apuntaron.
Al anunciar la próxima construcción de la planta de fermentación, Remilk aseguró que en la fábrica se producirán proteínas lácteas no animales para su uso en productos como queso, yogur y helado, «en volúmenes equivalentes a los producidos por 50.000 vacas cada año».
«No solo estamos soñando en grande, estamos cumpliendo nuestra promesa de reducir drásticamente el impacto devastador de la industria alimentaria en nuestro planeta», aseveró Wolff.
Para el empresario israelí, «acabar con el papel histórico de los animales como proveedores de alimentos para los humanos es una de las medidas más poderosas que podemos tomar para reducir nuestro impacto en el planeta«.