Nuevos reportes desde Jerusalén aseguran que el tratado de libre comercio entre Israel y China es cuestión de meses. Pero, mientras avanzan las negociaciones, hay analistas que recuerdan que el escenario no es sencillo, en especial si se tiene en cuenta a actores como Irán y Estados Unidos.
Según señaló a mediados de febrero el diario económico israelí Globes, el acuerdo podría ser firmado incluso este año. Las autoridades de Pekín apostaban a un acuerdo para el 2022, pero las tratativas se vieron postergadas a causa de la pandemia de coronavirus.
Ahora, siempre tomando en cuenta el reporte de Globes, «dentro de los próximos dos meses se llevará a cabo una nueva reunión entre los equipos» que están negociando los detalles del acuerdo.
Fuentes de las tratativas describieron ese encuentro como «una de las reuniones más decisivas» en el camino hacia el tratado de libre comercio, durante el cual, apuntó el diario, «se irán puliendo más detalles técnicos».
«Entre otras cosas -dijo Globes-, el acuerdo pondrá fin al arancel del 7 por ciento que se aplica a los automóviles chinos importados a Israel, aunque no está claro si esto tendrá algún efecto material en los precios».
«Las tensiones entre Estados Unidos y China enturbian el acuerdo de libre comercio con Israel»
Un potencial beneficio para los compradores de automóviles chinos está en suspenso debido a «la debilidad del shekel y el aumento de los precios de los vehículos eléctricos en la propia China», indicó el informe.
Voceros del Ministerio de Industria, Comercio y Trabajo le dijeron al diario que las negociaciones para un acuerdo comercial con China «avanzan de acuerdo con el cronograma original».
Sin embargo, «las tensiones entre Estados Unidos y China enturbian el acuerdo de libre comercio con Israel», afirmó un análisis de la revista Middle East Eye. «Desde una perspectiva económica», un tratado «tiene sentido», agregó el comentario de Sean Mathews.
Después de todo, China «es el tercer socio comercial más grande de Israel detrás de la Unión Europea y Estados Unidos». Además, «desde que los dos iniciaron las negociaciones», en el 2016, «el valor del comercio aumentó de 10.960 millones de dólares a 18.160 millones» en el 2021.
Para Israel, los beneficios de un acuerdo con el gigante asiático son obvios. En cambio, la economía israelí apenas tiene impacto en los números chinos. Israel ni siquiera figura entre los primeros socios comerciales de Pekín.
Un tratado de libre comercio con Israel sería el primero de la nación asiática en Medio Oriente -donde sigue creciendo su presencia- y, sobre todo, «una victoria simbólica de China», dice Mathews, en las narices de Estados Unidos.
China «es el tercer socio comercial más grande de Israel detrás de la Unión Europea y Estados Unidos»
Es que, desde que comenzó a interesarse por Israel, el 97 por ciento de los negocios de inversión de China en el país se registró en el sector de la alta tecnología.
Se trata de un terreno sumamente delicado para Estados Unidos, en particular por la muy estrecha colaboración entre el Pentágono y el Ministerio de Defensa de Israel en asuntos de tecnología militar.
En Washington, la cuestión de las patentes industriales es una preocupación histórica cuando se trata de China, y el gobierno norteamericano quiere evitar que Israel se convierta en una «puerta trasera» para el traspaso de conocimiento tecnológico.
Por otro lado, será importante observar cómo se desarrollan los nuevos capítulos de las relaciones entre China e Irán y que impacto puedan tener en las relaciones Pekín-Jerusalén.
A mediados de febrero, el presidente iraní, Ebrahim Raisi, realizó una interesante visita a Pekín, adonde dejó algunas críticas, afirmando que, «lamentablemente, debo decir que nos hemos quedado muy atrás» en las relaciones entre los dos países.
Pekín y Teherán tienen un Plan de Asociación Estratégica que prevé, eventualmente, inversiones chinas por hasta 400.000 millones de dólares en la economía de Irán durante un período de 25 años a cambio de un suministro constante de petróleo.