El grupo Collective Hospitality, que opera principalmente en el sudeste asiático, anunció la adquisición de la mayor parte de los activos de la cadena hotelera Selina, poniendo así punto final al cuento de hadas comercial iniciado por dos jóvenes viajeros israelíes en Panamá.
Selina tuvo realmente un arranque soñado: fue fundada en el 2015 por dos amigos israelíes que estaban recorriendo el mundo y se enamoraron de las playas de Pedasí, una pequeña localidad panameña situada en el extremo sudeste de la península de Azuero, sobre el Pacífico.
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Daniel Rudasevski y Rafael Museri habían llegado a Panamá años antes, pero fue en Pedasí que decidieron aplicar su espíritu emprendedor inmobiliario. Viajaron a Israel para recolectar fondos, volvieron a tierra panameña y compraron los terrenos para el primer hotel.
Aquel primer alojamiento provocó rápidamente una revolución al combinar lujos propios de hoteles boutique de categoría, con el sentido de comunidad que se vive en los hostales para mochileros alrededor del mundo.
Desde el principio, sus hoteles combinaron también un fuerte color cultural local con grandes espacios de trabajo compartido o coworking.
Vivir, trabajar y explorar
En abril del 2019, cuando se anunció que Selina había recaudado cien millones de dólares en una ronda de fondos de inversión, Museri explicó que, tal como se veían en varias industrias, «los millennials y la Generación Z están redefiniendo cómo quieren vivir, trabajar y explorar el mundo».
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«La naturaleza ambiciosa y aventurera de estas generaciones demuestra que existe una demanda de nuestro modelo de hospitalidad experiencial hoy y en los años venideros», aseveró en aquella ocasión.
De la mano de un tremendo éxito, Rudasevski y Museri apostaron a una expansión muy agresiva, abriendo decenas de nuevos hoteles desde México a Costa Rica o Nicaragua, Israel, Portugal y Marruecos, Tailandia, Argentina, Brasil y Colombia, entre muchos otros.
La compañía, recordó el diario económico israelí Globes al dar la noticia de la venta, cotiza en Wall Street desde el 2022, después de completar una fusión con una valoración de 1.200 millones de dólares.
Pero ese valor prácticamente se esfumó en julio de este año, cuando Selina se declaró insolvente debido a dificultades de liquidez.
El derrumbe se registró después de que la empresa cerró algunos hoteles no rentables, despidió empleados y llegó a acuerdos de deuda con acreedores, añadió Globes.
El mundo de los trabajadores nómades
Analistas del sector hotelero explicaron que la probable razón de la caída de Selina es su voraz crecimiento, en especial teniendo en cuenta que las cadenas globales de alojamiento se expanden lentamente al tiempo que consolidan sus cuentas.
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En un comunicado, voceros de Collective Hospitality deslizaron que buscarán mantener el carácter innovador de Selina, la empresa nacida en el 2015 en Panamá.
La adquisición, señalaron, «representa un hito importante en la expansión estratégica de Collective» en el terreno de los viajes de negocios, lifestyle y experiencias.
«Este segmento -agregaron- incluye a trabajadores nómades más jóvenes y viajeros de ocio que prefieren propiedades que ofrecen experiencias compartidas y memorables».
Es decir, los ya célebres jóvenes que pueden trabajar con su computadora portátil desde cualquier lugar del mundo y quieren, al mismo tiempo, disfrutar de comodidades y de vivencias locales.
Con la compra de los cerca de cien hoteles de Selina en veintidós países, «Collective Hospitality es ahora uno de los mayores propietarios de hoteles de estilo de vida», afirmaron.
«La integración del espíritu distintivo de Selina» y su programa de fidelización -completaron los voceros desde Singapur, donde los compradores tienen su base-, permitirá a Collective «satisfacer las demandas cambiantes de los viajeros millennials y de la generación Z que buscan experiencias auténticas impulsadas por la comunidad».