Una startup de Israel se asoció a empresas agrícolas de Brasil, y también de países de África, para producir las semillas de ricino que forman el elemento clave de un innovador biocombustible.
Casterra, que tiene su base en Rehovot, en el centro de Israel, unos 20 kilómetros al sur de Tel Aviv, ya contaba con socios en Brasil, pero esta semana anunció la firma de nuevos contratos para la producción de semillas en el gigante sudamericano.
Se espera que estos acuerdos agreguen aproximadamente 400 toneladas de semillas en este 2024 y establezcan una «infraestructura de producción a largo plazo», señalaron voceros de Casterra.
La startup es subsidiaria de Evogene, una empresa israelí de biología computacional, una rama de la ciencia que aplica informática e inteligencia artificial al desarrollo de biotecnologías de avanzada.
Aplicando precisamente un sistema desarrollado por Evogene, Casterra produce soluciones integradas para el cultivo de semillas de ricino para industrias de base biológica, como biocombustibles y biopolímeros.
Desde Rehovot señalaron que las variedades de semillas de ricino de alto rendimiento de Casterra, desarrolladas con el motor tecnológico GeneRator AI de Evogene, «se prueban rigurosamente para cumplir con los estándares de la industria».
«Se distinguen por una limpieza excepcional, resultados exitosos de pruebas fitosanitarias y una tasa de germinación excepcional» que, aseguraron, «superan los puntos de referencia de la industria».
Cosechas tres veces al año
Con esta tecnología, los productores pueden levantar semillas de ricino en cuatro meses, en comparación con la versión tradicional, que tarda de seis a ocho meses. Eso significa que las granjas que cultivan semillas de Casterra para biocombustible pueden producir cosechas de ricino tres veces al año.
«Garantizar un suministro confiable y sostenible de semillas de ricino es crucial para satisfacer las demandas cambiantes de nuestros clientes y al mismo tiempo contribuir positivamente a las economías locales», dijo Yoash Zohar, el CEO de Casterra.
La empresa, añadió, «tiene la intención de seguir buscando productores de semillas adicionales con quienes colaborar en el 2024», para apoyar los planes de cosecha en curso.
El mercado mundial de biocombustibles se valoró en casi 117.000 millones de dólares en el 2022 y se prevé que crezca continuamente hasta el 2030, cuando se pronostica que llegará a 201,200 millones de dólares.