Esta nueva celebración de Shavuot en Israel está viendo a un sector agrícola trabajando con tapabocas y a distancia en los campos de todo el país, pero siguiendo adelante, aun con algunas dificultades, frente a la pandemia de coronavirus
Además de conmemorarse la entrega de la Torá por parte de Moisés en el Monte Sinaí, Shavuot es también la fiesta de la cosecha, de la recolección de los primeros frutos, y es por eso que se la conoce también como la Fiesta de las Primicias.
En este año 2020, las cosechas en Israel comienzan mientras se relajan lentamente las restricciones impuestas por la crisis del COVID-19, aunque el sector no dejó de trabajar durante la pandemia.
Como ocurre habitualmente cuando llega esta festividad bíblica, el presidente de Israel, Reuven Rivlin, se acercó a visitar a distintos productores agrícolas en el país.
Esta semana, por ejemplo, el presidente visitó productores de flores en la zona de Emek Hefer, en el centro del país, y hace unos días viajó hasta el sureño kibutz Ein HaShloshá, en el Negev, frente a Gaza.
El coronavirus, dijo Rivlin en Ein HaShloshá, «nos ha abierto los ojos a cosas que una vez se dieron por sentadas y simplemente las olvidamos, como, por ejemplo, la importancia de los fundamentos de este país, uno de los cuales es la agricultura».
Rivlin afirmó que «la independencia de Israel es lo más importante, y sin agricultura, Israel no tiene independencia«.
Ein HaShloshá se encuentra en la zona conocida como Eshkol, cuyo consejo regional abarca varios kibutzim en el sur del país. La producción agrícola de la región de Eshkol cubre alrededor del 60 por ciento de la demanda del mercado interno en Israel.
En esa zona alrededor de Gaza se cultivan frutas y verduras típicas israelíes: pepinos, calabacines, berenjenas, lechugas, repollo, sandía, melones, fresas, aguacate y muchas más que se encuentran a diario en las mesas de todo el país.
Si bien muchos productores pequeños en el norte del país presentaron al presidente sus preocupaciones por los efectos de la crisis del coronavirus, en los kibutzim de Eshkol la actividad agrícola siguió adelante sin mayores cambios en medio de la pandemia.
«Ahora estamos saliendo de a poco de la cuarentena, pero incluso en la época más fuerte, en el momento más crítico, los trabajos en el sector agrícola del kibutz no se detuvieron«, contó a IsraelEconómico el israelí-argentino Diego Silberman, encargado del sistema de riego en Ein HaShloshá.
«Trabajamos igual, solamente tuvimos que solicitar permisos especiales de la policía para poder transitar en nuestros vehículos y, por supuesto, utilizar tapabocas y mantener la distancia sanitaria» entre los trabajadores, añadió Silberman.
Al igual que señalaron productores de otros kibutzim, Silberman dijo que la pandemia no afectó de manera importante las ventas de los productos agrícolas, ya que, «si bien estamos todos encerrados, también es cierto que hay que comer», indicó.
Además de los campos de los kibutzim, también el sector de la tecnología agrícola siguió avanzando durante la pandemia, como mostró, por ejemplo, la startup Greeneye Technology, que tiene su base en Tel Aviv y acaba de recaudar 7 millones de dólares en una ronda de inversión.
Greeneye utiliza inteligencia artificial y tecnologías de aprendizaje profundo para un nuevo sistema de control de malezas, que cambia las actuales prácticas de fumigación para, en cambio, detectar y rociar con precisión y en tiempo real.