Tuvo su momento de auge en los años ’70, cuando las relaciones con Irán eran excelentes, y la revolución islámica de 1979 terminó con los sueños regionales del oleoducto que va desde Eilat a Ashkelon. Pero eso podría cambiar ahora, si esas mismas tuberías comienzan a transportar crudo de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) hacia Europa
A fines de octubre último, la empresa que controla el sistema, la Compañía de Oleoductos Eilat Ashkelon (EAPC, por su sigla en inglés), firmó un memorando de entendimiento con MED-RED Land Bridge, una firma de dueños israelíes y emiratíes con base en Abu Dhabi.
El acuerdo preliminar serviría para que el petróleo de los EAU llegue hasta Eilat y desde allí por el oleoducto a Ashkelon, en camino a Europa, abaratando ampliamente los gastos de transporte frente a los que genera el recorrido alternativo, por el Canal de Suez.
EAPC maneja los 255 kilómetros de tuberías desde Eilat, sobre el Mar Rojo, hasta Ashkelon, en las costas del Mediterráneo, y varios tanques de almacenamiento de petróleo en las dos ciudades.
De concretarse, señaló la prensa económica internacional, este acuerdo sería «una de las sociedades más importantes» surgidas de los acuerdos firmados en setiembre último entre Israel y los EAU para normalizar los lazos diplomáticos y lanzar relaciones económicas y comerciales.
«MED-RED está en negociaciones avanzadas con los principales actores de Occidente y Oriente para acuerdos de servicio a largo plazo» en el sector petrolero, dijeron voceros de EAPC citados por la publicación especializada Pipeline Technology Journal.
Los orígenes del oleoducto se remontan incluso antes de la declaración de la independencia de 1948, cuando el Mandato Británico que controlaba la zona transportaba petróleo desde Irak hacia Europa, pasando por lo que hoy es Israel.
La compañía EAPC propiamente dicha se fundó en 1968 como una joint venture a partes iguales entre Israel e Irán, que en aquellos momentos, bajo el gobierno del Sha en Teherán, mantenían excelentes relaciones. En aquellos años, el sistema de transporte de petróleo funcionó de manera muy discreta, casi secreta.
En 1979, tras la revolución iraní y el rompimiento de relaciones entre los dos países, las autoridades israelíes nacionalizaron el oleoducto, que actualmente funciona a nivel local pero se quedó esperando una oportunidad para volver a tener relevancia internacional.
«A medida que el oleoducto Eilat-Ashkelon emerge de su oscuridad cuidadosamente alimentada, el acuerdo de paz con los EAU ofrece a Israel una puerta de entrada al club de alto riesgo del comercio de petróleo, donde ocultar su bandera era hasta ahora el precio de admisión», señaló el analista Jonathan H. Ferziger en un reporte para Foreign Policy.
En el mismo informe, el director ejecutivo del oleoducto israelí, Izik Levi, lo resumió en pocas palabras. El acuerdo, dijo, «abre muchas puertas y oportunidades».