Una startup israelí desarrolló un pesticida orgánico y que no contamina -en contraste con otro productos altamente tóxicos-, elaborado con un aceite esencial de tomillo.
El fungicida BH-B, fabricado por BotanoHealth, una empresa emergente que tiene su base en Jerusalén, es además un insecticida orgánico que se puede usar con plantas de interior y exterior, invernaderos, árboles frutales, hortalizas y flores, entre otros.
Uno de los compuestos químicos del aceite de tomillo, el timol, actúa como un agente antimicrobiano natural al matar microorganismos como bacterias y hongos.
Se trata de un ingrediente común en productos cotidianos como cosméticos y enjuagues bucales, pero hasta ahora no se utilizó de manera amplia y a gran escala en agricultura por razones prácticas.
«Para lograr una buena eficacia, se necesitan altas concentraciones y dosis altas, y esas altas dosis de aceites esenciales pueden corroer la planta», explicó Yaniv Kitron, cofundador y CEO de BotanoHealth.
Entrevistado por el portal de noticias tecnológicas NoCamels, Kitron señaló que su empresa desarrolló una fórmula que aumenta la eficacia del aceite de tomillo sin hacer crecer su concentración e incluso rebajando los costos.
Con ayuda de la nanotecnología
«Por lo general, los fungicidas basados en estos ingredientes activos tendrán entre un 20 y un 25 por ciento» de aceite de tomillo, «mientras que nuestro producto tiene un 1 por ciento», destacó el emprendedor israelí.
Eso lo convierte «en un producto mucho más económico» pero que «mantiene su eficacia, a veces incluso más eficaz» que otros pesticidas, enfatizó.
Según indicó el reporte de NoCamels, la fórmula de BotanoHealth utiliza una nanotecnología conocida como nanoemulsión, que reduce el ingrediente activo del aceite de tomillo a gotas extremadamente pequeñas antes de agregarlo a la mezcla de fungicida.
De esa manera, precisaron, se crea una distribución más uniforme del aceite en las plantas y las protege. Y el pesticida a base de tomillo BH-B, destacaron, no es tóxico y es seguro para personas, animales y plantas.
La acción de hongos y pestes provoca la destrucción de cerca del 40 por ciento de la producción agrícola global, según estadísticas oficiales de Estados Unidos, creando pérdidas por alrededor de 200.000 millones de dólares anuales.
Aprovechando «ciertas ventajas»
Para enfrentar ese asunto, en todo el mundo se aplican enormes cantidades de pesticidas, en general elaborados con una variedad de químicos tóxicos para roedores e insectos.
El problema es que, a medida que el suelo absorbe esos químicos, los residuos de pesticidas pueden dañar futuros cultivos y ganado e incluso contaminar los cuerpos de agua circundantes.
«Cuando competimos con los productos químicos, hay varias cuestiones en las que sabemos que tenemos ciertas ventajas», afirmó Kitron, en especial teniendo en cuenta que «hay ciertos cultivos que no se pueden fumigar» con ese tipo de elementos.
Por ejemplo, citó el emprendedor, en el caso de las uvas, los tomates o los arándanos en su última semana o dos de crecimiento, «la mayoría de los productos químicos no se pueden rociar porque se descompondrán antes de que la fruta llegue al consumidor».