Una emprendedora israelí es parte de una compañía que lucha contra la polución que provoca la industria de la moda, una de las más contaminantes del planeta, impulsando, entre otras iniciativas, el revival de las pieles «falsas» pero hechas de material vegetal.
Roni GamZon es la directora comercial de BioFluff, una compañía de inspiración vegana y ambientalista que fundó junto al bioquímico austríaco Martin Stuebler (CEO de la firma) y el ejecutivo textil estadounidense Steven Usdan (el jefe de Operaciones).
BioFluff tiene sede en París y en Nueva York y desarrolla alternativas vegetales a los materiales animales y sintéticos. Su propia marca de moda de lujo, Savian, ofrece tejidos de piel sintética, piel de oveja y forro polar elaborados exclusivamente a partir de fibras vegetales.
La empresa arrancó hace apenas dos años, pero ya a finales del 2023 había completado una ronda de recaudación de fondos por 2,5 millones de dólares. Ahora, su piel sintética vegana está siendo utilizada por marcas de lujo como Stella McCartney y Moët Hennessy Louis Vuitton (LVMH).
Además, la firma danesa Ganni está trabajando con la compañía de GamZon, Usdan y Stuebler para diseñar y lanzar una línea de bolsos sostenibles, también con cueros y pieles falsas y veganas.
Una propuesta única
BioFluff, describió una de las impulsoras de aquella rueda de recaudación de capitales, Christina Ulardic, de Astanor Ventures, «tiene una propuesta única para la industria del lujo, la moda y los textiles».
La misión de la empresa es, precisamente, ayudar a reducir el impresionante impacto de la industria de la moda en nuestro medio ambiente.
Se estima que el sector es responsable del 10 por ciento de las emisiones globales anuales de carbono, «más que todos los vuelos internacionales y el transporte marítimo juntos», según destacó un informe del Banco Mundial.
«A este ritmo -añadió el reporte-, las emisiones de gases de efecto invernadero de la industria de la moda aumentarán más del 50 por ciento para el 2030″.
Para dar una idea de este impacto, simplemente se puede destacar que, cada año, la industria de la moda utiliza 93.000 millones de metros cúbicos de agua, suficientes para satisfacer las necesidades de consumo de cinco millones de personas.
Entrevistada por el portal israelí NoCamels, GamZon aportó que «entre el 60 y el 70 por ciento de las emisiones de la industria de la moda provienen de los materiales» con los que se confeccionan las prendas.
Sin plásticos, todo vegetal
La emprendedora aseguró que las pieles que produce BioFluff no contienen elementos animales o plásticos y ni siquiera petroquímicos. Los materiales, señaló, son enteramente de origen vegetal, al igual que las enzimas que se usan para el procesamiento de las pieles.
Según apuntó el reporte de NoCamels, la empresa estima que su producto genera hasta un 90 por ciento menos de emisiones que las pieles reales, «ya que no requiere la participación de animales vivos, que consumen muchos recursos (y a menudo son crueles)».
Siguiendo estos principios, BioFluff «rápidamente se hizo un nombre en los círculos de la moda, en particular en París», donde participó de un acelerador de empresas emergentes organizado por LVMH, conocido como Maison des Startups, remarcó el informe.
«Fue de gran ayuda para nosotros porque nos ayudaron a ponernos en contacto con sus marcas» de lujo, reconoció GamZon. Por cierto, se trató de estar en el lugar indicado en el momento oportuno: «hay mucho interés porque existe una gran necesidad» en un mercado que busca desesperadamente alternativas sostenibles, añadió.
Hablando en enero de este año con la revista Vogue, GamZon reconoció que muchas marcas «todavía dudan en comprometerse con colaboraciones a gran escala con innovadores de materiales» y en implementar la innovación en sus colecciones y productos estándar.
Pero, al mismo tiempo, saben que tienen que adaptarse a los tiempos que corren, con un universo de consumidores cada vez más preocupado por el cambio climático y el futuro del planeta.
«Cada actividad de cara al público ayuda a las marcas a ganar confianza», subrayó la emprendedora israelí. Y esa confianza se gana también apostando, por ejemplo, a las pieles «falsas» hechas de vegetales.