La tendencia de «rescatar» las frutas y verduras «feas» que no llegan a los estantes de los supermercados está recibiendo un nuevo impulso de parte de una empresa de Rishon LeZion, pocos kilómetros al sur de Tel Aviv, en el centro de Israel
Anina, una startup israelí fundada en el 2020, convierte vegetales «feos», con formas consideradas poco agradables a la vista de los consumidores más sofisticados, en viandas de comidas.
Se trata de una porción lista para preparar en el horno o el microondas, rápida y nutritiva en apenas unos minutos. Cada vianda contiene dos tazas llenas de vegetales que representan el 40 por ciento de los requerimientos nutricionales diarios de un adulto.
«Es ideal para consumidores que buscan una solución nutritiva y deliciosa en el trabajo o en casa» a la hora de almorzar o cenar, aseguran desde la startup.
Aunque parezca un tema menor o divertido, el problema de los vegetales y las frutas «feas» es de grave magnitud. Se estima que, a nivel global, cada año termina en la basura aproximadamente un tercio de todos los alimentos destinados al consumo humano.
Estados Unidos -señala un informe de la revista VegNews- desecha más alimentos que cualquier otro país, con alrededor de 60 millones de toneladas que se desperdician cada año, principalmente por razones cosméticas.
Un artículo del 2019 del diario británico The Independent, de Londres, reveló que el 25 por ciento de las manzanas, el 20 por ciento de las cebollas y el 13 por ciento de las patatas cultivadas en Gran Bretaña se tira a la basura por tener formas «feas» o «raras».
Desde mediados de la década pasada, varias empresas a nivel mundial salieron al «rescate» de esas zanahorias con «bracitos» y las papas con «orejas» que los productores descartan porque no las aceptan en los supermercados, adonde solamente se venden frutas y verduras «perfectas».
Es una verdadera «campaña de rehabilitación» -como la describió la publicación Citizen- que incluye supermercados especializados y aplicaciones anti-desperdicio como Imperfect Foods y Misfits Market.
El 25 por ciento de las manzanas y el 13 por ciento de las patatas cultivadas en Gran Bretaña se tira a la basura por ser «feas»
Con este trasfondo, los creadores de Anina están aplicando un nuevo giro a la tendencia: no solamente se ocupan de que esas frutas y verduras supuestamente imperfectas lleguen al consumidor sino que lo hacen de manera lista para comer y con un toque artístico.
Todo comenzó en Jerusalén, donde dos estudiantes de diseño industrial, Esti Brantz y Meydan Levy, estaban preocupados por las enormes cantidades de productos frescos perfectamente buenos que normalmente se tiran a la basura debido a razones cosméticas como tamaño, forma, diferencias de color y otras «imperfecciones».
Como vivían frente a un popular mercado en el corazón de la capital israelí, lleno de productos frescos, Esti y Meydan buscaron una solución al desafío del desperdicio de alimentos: compraron verduras sobrantes y pasaron dos años probando varias técnicas para prepararlas.
Finalmente se decidieron por una técnica de «capas» de verdura -que fue la que funcionó mejor para preservar los componentes de una comida natural y nutritiva, lista para para calentar y comer- y fundaron Anina, que ya recolectó 3,3 millones de dólares en fondos de inversión del Strauss Group by The Kitchen Hub y la Israel Innovation Authority, entre otros.
Ahora, la empresa diseña y presenta con mucha atención a los detalles estéticos sus tres platos principales: Pasta Primavera (verduras, hierbas y pasta), Plato mediterráneo (verduras, trigo bulgur y lentejas negras) y el Bowl vietnamita (fideos de arroz y vegetales), todos preparados con productos de la tierra «feos».
Cada vianda de Anina proporciona una comida a base de plantas «repleta de proteínas, alta en fibra y libre de colorantes o conservantes», afirman los voceros de la compañía.
«Estamos cambiando la forma en que comemos y dando forma al futuro para una experiencia culinaria significativa»
Las comidas están disponibles online, en locales boutique y premium, panaderías y cafeterías en espacios de coworking.
«Producimos estas capas vegetales con procesamiento mínimo, conservando los sabores, aromas, colores y texturas de la verdura original», explicó Mor Wilk, vicepresidente de Investigación y Desarrollo en Anina.
«El corazón de nuestra tecnología -contó- es la creación de las capas» de vegetales, cuya flexibilidad «nos permite formar cualquier estructura 3D y transformar cualquier receta en una vianda decorativa».
Además, la cubierta exterior del recipiente está hecha de una capa de verduras o frutas secas, mientras que el núcleo interior contiene una variadas gama de ingredientes naturales que cambian según cada receta.
«Anina está teniendo un impacto real al mitigar el desperdicio de alimentos y convertirlo en productos innovadores a base de plantas con un aspecto y una sensación fascinantes», afirmó Anat Natan, CEO y otra de las fundadoras de la startup dedicada a los vegetales «feos».
Natan aseguró que «el resultado es una comida equilibrada y deliciosa con todos los nutrientes que necesitas» y que, al mismo tiempo, «responde a una creciente demanda de aprovechar al máximo las verduras no deseadas y convertirlas en algo artístico que apela a la vista y al paladar».
«Tras el exitoso lanzamiento del producto en Israel y los comentarios positivos que recibimos de los millennials norteamericano, estamos listos para llevar nuestra productos a Estados Unidos«, adelantó la emprendedora.
Estas viandas, continuó, resuelven uno de los problemas del «estilo de vida acelerado de hoy, que con demasiada frecuencia obliga a los consumidores a comprometer la calidad de los alimentos» que adquieren.
De paso, concluyó Natan, «estamos cambiando la forma en que comemos y dando forma al futuro para una experiencia culinaria significativa» que convierte en estrellas de la cocina a todas esas frutas y verduras «feas».