Olvídese del «úselo y tírelo»: ahora es «úselo y plántelo» para convertirlo en compost. Una startup israelí diseñó unas chanclas (ojotas o chancletas, según dónde viva el lector o la lectora) totalmente biodegradables.
El calzado veraniego es producido con BioCir, un material desarrollado por la empresa Balena, que tiene su base en Tel Aviv, uno de los principales hubs tecnológicos del mundo.
Para aquellos que se preocupan también por el estilo y la moda, a no preocuparse, las sandalias son diseñadas y manufacturadas en Italia, una de la cunas de lo que se usa a nivel global.
Como parte del debut en Israel, Balena presentó un sistema totalmente circular, BioCycling, que facilita la eliminación y la biodegradación completa de los calzados hechos de BioCir.
Una vez que un cliente terminó de usar las ojotas, en lugar de tirarlas a la basura (y de ahí camino a un vertedero), puede devolverlas en puntos de recolección designados en todo Tel Aviv, donde se reciben para su biodegradación completa en una instalación local de compost industrial.
El material «es duradero, flexible y suave»
Este modelo, destinado a reducir el «aporte» de la industria de la moda a los desechos plásticos, «se puede replicar en todo el mundo», afirman los responsables de la startup israelí.
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Las chancletas biodegradables fueron recientemente destacadas por la revista estadounidense de economía Forbes, que las incluyó entre las «tendencias clave de las moda sostenible» para no perder de vista.
Estos productos fabricados con BioCir «alcanzan el final de su vida útil de manera responsable, incluida la descomposición total y la biodegradación del material de regreso al suelo de manera segura», dijo Forbes.
«Y también huelen bien -destacó-, ya que el colorante natural de las sandalias es la canela«.
Entrevistado por el portal israelí NoCamels, el CEO de Balena, David Roubach, apuntó que, «cuando miramos el futuro de la sostenibilidad, está claro que el reciclaje por sí solo no resuelve el problema, la dirección debe girar hacia un modelo de economía circular».
Los plásticos convencionales pueden tardar siglos en descomponerse
«La adicción del mundo a la moda rápida genera un estimado de 92 millones de toneladas de desechos textiles cada año y solo se recicla el 12 por ciento del material utilizado para la ropa», alertó el emprendedor israelí.
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Frente a este problema, los creadores del BioCir apuestan a este tipo de calzados que, como las chancletas biodegradables, una vez plantados en un compostador se descomponen por completo en apenas seis meses.
En cambio, los plásticos convencionales pueden tardar cientos de años en descomponerse, e incluso entonces, sus ingredientes químicos pueden ser tóxicos para el suelo.
«Nuestro concepto renovable -dijo Roubach- se basa en el ejemplo de las plantas y los árboles: la naturaleza eventualmente se descompone y regresa a su estado inicial para comenzar el ciclo nuevamente».
Según explican desde la empresa, el BioCir «es duradero, flexible y suave», lo que lo convierte en una «alternativa perfecta a los materiales contaminantes» que actualmente se usan para fabricar calzados.
El material biodegradable se puede tratar como cualquier otro y usarse en procesos regulares de moldeo de inyección así como impresión 3D, «con las oportunidades de fabricación ilimitadas que estos permiten», completaron.